«[El Mirador Barranca de San Marcos] lo hemos realizado
en conjunto con la Sedatu con miras a ir callados
y ver que existan, que tengan un impacto.
Los edificios no gritan, intentamos hacer edificios
que cumplan, se integren y la comunidad los absorba
de la mejor manera posible».
—Miguel Montor, director de Taller de Arquitectura Miguel Montor
La zona metropolitana del Valle de México ha sido olvidada por muchos años de proyectos arquitectónicos y urbanos que hoy intentan recuperarlas para darle una nueva vida a sus habitantes, interviniendo varios sitios propensos a la delincuencia y violencia.
A través de programas a nivel federal, a través de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), se ha priorizado brindar atención a comunidades por mucho tiempo abandonaron con proyectos integrales de mejoramiento de su contexto.
Arquitectura y compromiso
El municipio de Tultepec ha cobrado relevancia recientemente por su cercanía a las nuevas instalaciones aeroportuarias de Santa Lucía, por lo que a través de la Secretaría antes mencionada se decidió cambiar su panorama a través de intervenciones profundas de zonas consideradas «focos rojos» del municipio.
«La Barranca de San Marcos al norte del municipio era una de las que tenían mayor número de carencias por su formación topográfica provocando, inclusive, que la gente optara por no seguir transitando por el sitio», indica Miguel Montor.
Espacios públicos para mejorar la seguridad
La misma topografía que había sido utilizada para la delincuencia o el consumo de drogas representó la mayor ventaja al momento de la conceptualización de un proyecto de regeneración a cargo del Taller de Arquitectura Miguel Montor, quienes buscaron que «el Mirador Barranca de San Marcos se mimetizara y se sintiera parte del lugar al que pertenece».
Gracias a esa misma topografía, el proyecto fue pensado como una serie de terrazas para distribuir todo el programa cultural y deportivo; de igual manera, el terreno duro, de tepetate, aminoró los gastos al no tener que utilizar gruesos muros de contención.
Materiales de origen local
Respecto a los materiales, la oficina buscó que fueran de origen local y bajo mantenimiento pero que tuvieran un gran impacto visual en los espectadores, en quienes se espera también lo reconozcan como un punto clave de su contexto.
«Buscamos utilizar materiales de fácil conservación y menor mantenimiento como el tabique rojo que aparte, genera mucha mano de obra. Utilizamos concreto pigmentado en tonos entre barro y tierra (en concordancia con tonos que imperan en la zona) que queda expuesto. La losa fue armada en despieces con madera de la simbra y utilizamos acero oxidado para evitar que sea notorio si no hay mantenimiento. Queremos que en diez años, los edificios sigan teniendo una identidad atemporal», indica Montor.
Arquitectura para mejorar la calidad de vida
Respecto al programa, el Mirador —que a su vez aloja una gran caja de agua— se convierte en el punto más interesante del Mirador Barranca de San Marcos que también contempla canchas de fútbol y basquetbol, así como espacios para actividades culturales al aire libre.
A poco tiempo de su inauguración «la gente ya siente el cambio que el espacio ha provocado e inclusive, los vecinos que antes habían decidido cancelar sus accesos hacia ese espacio por falta de seguridad, han abierto puertas y entradas hacia esta zona, eso habla de que comienza a funcionar», concluye Miguel Montor.