A través de un proyecto de varios años y que ha generado más de 200 empleos, ORIGEN, una oficina de construcción, diseño y restauración con un amplio portafolio en edificios emblemáticos, ha restaurado el icónico Edificio Ermita, de la Ciudad de México llevándolo nuevamente al estado en que el arquitecto Juan Segura lo pensó en los años treinta del siglo XX.


Entre 1927 y 1933 el arquitecto Juan Segura construyó para la Fundación Mier y Pesado (perteneciente a su familia paterna) un edificio de viviendas cuyo fin principal era generar ganancias para los otros proyectos de la fundación que estaban destinados a la beneficencia: hospitales, escuelas, centros culturales, etc. Esta institución y su cercanía al arquitecto permitió a Juan Segura crear proyectos donde su creatividad pudo ser explotada al máximo dada la libertad que su cliente le daba al momento de diseñar los nuevos edificios. De esa manera, junto a Manuel Cortina desarrolló el proyecto para el centro educativo Mier y Pesado, en la colonia Industrial.


Para poder realizar un proyecto que respetara las primicias de Juan Segura –quien además fue uno de los principales exponentes del estilo Art Decó en nuestro país– Enrique de Anda fue comisionado por ORIGEN para regular todo el proceso de restauración y también, para darle el posicionamiento correcto frente al INBA que tiene el edificio catalogado como monumento de la CDMX.
El proyecto no solo se ha encargado de restaurar el edificio y sus elementos decorativos –todos diseñados por Segura–, sino también de traer la obra al siglo XXI con elementos necesarios para nuestro contexto: escaleras y salidas de emergencias, un nuevo elevador panorámico, cuartos de máquinas y bodegas operativas, así como la renovación de todas las instalaciones hidrosanitarias y del elevador original del edificio.


El proyecto ha respetado los espacios considerados por su arquitecto original como el Cine Hipódromo, ubicado a un costado del edificio o los locales comerciales que se encuentran en la planta baja y que, a través de la apertura de un pasillo que cruza el edificio, ahora se conectan las dos calles principales que lo limitan: avenida Revolución y avenida Jalisco.
Los vitrales, las herrerías y las carpinterías, pero en general todo el proyecto, ha vuelto a ver la luz después de años de poco mantenimiento y descuidos por parte de sus inquilinos.


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