Tradicionalmente, las piñas michoacanas han formado parte de la imagen colectiva que se puede tener de esa región desde hace décadas. José Bañuelos creó Marva Studio hace un par de años teniendo clara una idea: lograr que las comunidades de algunos municipios michoacanos puedan seguir viviendo de la producción artesanal de piezas de barro, llevándolas a nuevas formas de diseño y utilidad. Para él: «trabajar el barro ha sido también un reto. Derivado de las propiedades de la tierra de la comunidad con la que trabajamos [San José de Gracia, Mich.], hemos descubierto que las propiedades minerales de la tierra tienen la capacidad de nuevas técnicas de cocción y poderle dar nuevas formas y signos de autenticidad a este trabajo; ahora no solo hacemos piezas en los hornos tradicionales, sino que lo llevamos a técnicas de altas temperaturas –como las que sirven para la cerámica– y jugamos con el control que podemos ir teniendo de estos elementos».
Las piezas de Marva Studio se han convertido en objetos de arte utilitario que se han ido consagrando en el mundo del diseño mexicano contemporáneo y cada vez son las recurrentes los interioristas que especifican estas piezas como parte de sus proyectos. «Es importante descubrir dentro de un proyecto integral, la esencia de las cosas. Intento siempre integrar este concepto para poder llegar a espacios armoniosos, ambientes que tengan sentido y razón de ser: que se pueda encontrar la curaduría de cada pieza; que cada esquina y cada centímetro sean bien pensados y diseñados», menciona José Bañuelos.
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