En 2004, Agustín Elizalde comenzó el proyecto de Estudio Pomelo, una oficina dedicada a la realización de proyectos integrales de arquitectura que se complementaban con el interiorismo y la selección de mobiliario y accesorios para los distintos espacios que diseñaba en conjunto con su equipo.
En distintas ocasiones, la falta de accesorios que completaran sus proyectos generó en Agustín la necesidad de diseñar piezas únicas para cada espacio, al mismo tiempo que investigaba sobre técnicas y procesos artesanales de trabajo de materiales textiles, cerámicos y de distintos metales.
Rescate de saberes artesanales
«Al desarrollar proyectos de hospitalidad temporal, buscamos que la experiencia fuera completa: arquitectura, interiores, mobiliario y accesorios que crearan un ambiente mexicano y contemporáneo al cien por ciento. De esa manera comenzamos a desarrollar piezas bajo técnicas y procesos artesanales que íbamos descubriendo, al mismo tiempo que nos dábamos cuenta de que estaban en peligro de extinción», menciona Agustín sobre el acercamiento con lo que hoy en día se mantiene como el sello de su estudio: el rescate del patrimonio artesanal mexicano.
Con sede en Guadalajara, Estudio Pomelo ha incorporado sus diseños a técnicas no solamente de esa región, sino de otros estados como Oaxaca, Michoacán o Yucatán.
Trabajo con las comunidades
Asimismo, la investigación de procesos artesanales continúa por parte de la oficina, quienes, tras casi 18 años de trabajo buscan encontrar comunidades con disposición y profesionalización, aunque cada vez se vuelve más complicado debido a los problemas económicas que azotan a comunidades y grupos de distintas regiones quienes «prefieren poner tienditas, que mantener la tradición del trabajo artesanal que venían realizando por generaciones», indica Elizalde.
A través de diseños contemporáneos, Estudio Pomelo intenta generar continuidad en procesos artesanales que repercutan en la economía de quienes los practican, volviéndose su principal fuente de ingresos.
«Trabajar los textiles con artesanos de Teotitlán del Valle, en Oaxaca, por ejemplo, ha permitido que mi visión de diseñador —que podría ser considerada simple o sobria— se contraponga con las figuras y colores provenientes de la misma cosmogonía de los artesanos, logrando trabajos creativamente complejos, pero fascinantes como piezas decorativas de diseño», puntualiza Agustín Elizalde.
«Nuestro trabajo se centra en la importancia de crear redes sólidas, tanto económica, como humanamente que aseguren la trascendencia de las técnicas artesanales», remata.