El estudio Lagranja Design diseñó el más reciente proyecto del chef Nandu Jubany en Barcelona después de colaborar juntos en varias aventuras en Singapur (Foc, Foc Sentosa y Pim Pam Foc).
“El concepto proviene de largas conversaciones con Nandu”, dice Gabriele Schiavon –socio fundador de Lagranja junto con Gerard Sanmartí–. “Buscaba crear un espacio donde la cocina estuviera en el centro, y nosotros llevamos la idea un paso más allá”.
El diseño de un restaurante convencional se descartó de inicio.
El local de dos plantas lleva a los comensales a dos mundos PUR: uno donde está presente la pureza de la cocina; y otro en el que se extrapola a una temática más festiva tomando la coctelería todo el protagonismo: IMPUR.
El nombre PUR (puro) define no solamente el tipo de comida que se sirve sino también su interior. Materiales sin apenas tratamiento. Madera natural, hierro, acero, latón, colores neutros y mucho arte son las herramientas utilizadas para darle personalidad al espacio.
El proyecto se centra y da total protagonismo a una gran cocina abierta que comparte el espacio principal con la sala comedor. Los comensales pueden sentarse directamente en la barra, dónde ningún detalle se les pasará por alto. En bancos con altos respaldos de madera que generan espacios más independientes y recogidos pero con vistas generales de la sala y gran perspectiva de la cocina. Por último, si lo prefieren, hay 2 grandes mesas entre el patio y la cocina, dónde casi se puede percibir el calor de los fogones.
No se esconde nada, incluso las neveras se han colocado en el acceso para poder ver el producto fresco al pasar. Éste ha servido tanto para crear los moldes de yeso blanco que se expone en las vitrinas y en el patio, como de inspiración en el diseño del papel pintado. Elemento que viste las paredes del restaurante y de la coctelería.
Para acceder a la Coctelería IMPUR, el cliente atraviesa una gran celosía de madera retro iluminada y baja las escaleras descubriendo los elementos que definirán un espacio mucho más complejo, lleno de espejos, color y la tenue luz de las lunas de alabastro que acompañarán toda la noche.
Tras pasar una doble puerta vaivén, una gran barra de ésta misma piedra da la bienvenida al cliente. Tras ella se deja el máximo de espacio libre para poder bailar la música en directo. Aun que aquí el show es ver a los barmans trabajar se ha vuelto a dejar la cocina abierta para que los comensales no pierda detalle alguno.






























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