«La armonía entre naturaleza y diseño parte de una serie de viajes
al sitio y simplemente de pasar tiempo en el lugar
entendiendo las vistas, las condiciones ambientales,
la trayectoria del sol, el clima, la vegetación, etcétera.
Todos estos elementos los tuvimos muy presentes
a la hora del proceso de diseño de Casa Santos».
—Héctor Coss, director de Héctor Coss Arquitectos
Casa Santos apuesta por una ejercicio reflexivo que apela regresar a lo natural y la resiliencia. «Es un lugar de descanso, reflexión y vida cotidiana que participa del diálogo entre el desierto de Baja California y el océano Pacífico».
Esta hotel boutique se enmarca en un diseño modular de su estructura por medio de cimbra metálica, textura —que es la misma que genera el control térmico, a partir de las sombras generadas por las entre calles—, integridad de color y acabados interiores y exteriores.
Relación con el entorno
Descrita como un lugar que participa del diálogo entre el desierto de Baja California y el océano Pacífico, esta edificación se compone por cuatro módulos (cubos) de una planta e iguales dimensiones: una sala con cocina y tres habitaciones con baños individuales.
Cada uno de los cuatro cubos se integra al exterior a través de un cancel corredizo que hace de fachada. Desde adentro, es una ventana y un pasaje hacia una arquitectura de geometrías que se desdoblan en el desierto y el mar. Desde afuera, los canceles reflejan y multiplican las estructuras y el paisaje al ritmo del sol, las sombras y la luna.
El conjunto y el individuo
«Los clientes querían lograr un programa de habitaciones y áreas de estar que pudieran funcionar en conjunto, pero también por separado cuando fuera necesario. Dado el requerimiento, lo primero que nos vino a la mente fue pulverizar el programa en objetos monolíticos que se pudieran perder en la geografía y el contexto del desierto», platican Coss y Gómez, colegas y amigos desde la infancia, sobre el desarrollo del proyecto.
El elemento unificador de la casa es una cimbra de concreto ligeramente teñida con un rosado atardecer. La cimbra acanalada funciona como estructura y acabado al mismo tiempo.
Las canaletas aportan geometría y ritmo visual a los espacios interiores y exteriores. Al mismo tiempo, las paredes funcionan como aislantes de temperatura en un desierto que en minutos pasa del calor al frío. En las fachadas, la cutícula acanalada genera sombras para reducir el calor durante el día. En una región sísmica y expuesta al cambio oceánico, el concreto se convierte en refugio.
Las puertas de las unidades y de las áreas de máquinas están hechas con las cimbras originales de acero provenientes del colado. El reciclado del desecho de obra aporta sustentabilidad y una dimensión estética única al proyecto.
Respondiendo a las mansiones de tres plantas que proliferan desde Cabo San Lucas, el minimalismo de Casa Santos quiere pasar desapercibido. Tampoco quiere aislarse tras una barda. El hotel boutique se integra a una comunidad trazada sobre un eje con tres patios: uno mirando al amanecer, el patio central donde todo apunta a un árbol endémico y un patio occidental signado por la alberca y el solario.
Casa Santos se abre al desierto, a las villas colindantes y a los espacios comunitarios. Al mismo tiempo, se convierte en espacio de silencio e intimidad.