Gracias a sus vistas, al diálogo que este rinconcito del sureste tiene aún con la naturaleza y a su espíritu de tranquilidad, Holbox es un destino singular, donde el tiempo parece detenerse. Lobby del Hotel Villas Flamingos
Es en esta isla donde se encuentra el Hotel Villas Flamingos, donde recientemente el Taller de Arquitectura Contextual, bajo la dirección de Alejandro D’Acosta, ha construido una estructura que se funde con la naturaleza y que sirve del lobby para el hotel.
Uno de los atractivos de Holbox es su cercanía a la reserva natural de Yulam Balam, lo que le da a los visitantes la posibilidad de entrar en contacto con la flora y la fauna de la isla.
Sus apenas 43 kilómetros de largo están bañados por aguas turquesas; y en sus playas es posible percibir la bioluminiscencia, un fenómeno natural excepcional que es resultado de la presencia de ciertos microorganismos que crean un efecto luminoso sobre el agua.
Alejado de los grandes complejos turísticos de la Península, y en una comunidad donde no existen vehículos ni tráfico ni asfalto, este es un entorno que es indispensable cuidar, por lo que el proyecto constructivo del Hotel Villas Flamingos más que erigirse sobre el emplazamiento, se fusiona con la naturaleza.
Un hotel que convive con la naturaleza
Este hotel, desde su estructura, nos hace entender su relación amigable con el entorno. Conformado por pequeñas villas que al interior cuentan con amenidades y servicios de un alojamiento de lujo, y un interiorismo eco-chic, el hotel respeta la topografía del lugar y se inserta entre la vegetación playera, y con el manglar.
El spa a la orilla de la playa, las piscinas estilo tina, el restaurante, los acabados al interior de las villas y la materialidad de todo el hotel están pensados para generar el menor impacto posible en el entorno; y tal es su éxito en fundirse con la naturaleza, que mientras se descansa en alguno de sus camastros se pueden observar muy de cerca a algunas especies de la zona, como iguanas, mapaches y por la noche a murciélagos que polinizan la flora del lugar.
El lobby: una escultura transitable
Las fachadas, además de delimitar fronteras espaciales, dan identidad a cualquier edificación. Y en el Hotel Villas Flamingos, el lobby del hotel reafirma la narrativa de una edificación pensada para convivir armónicamente con el paisaje.
Diseñada por el arquitecto Alejandro D’Acosta, desde el exterior, se puede admirar una estructura que aporta una fachada escultural para el hotel.
La sorpresa no termina ahí. Una vez entrando al lobby la escultura se desdobla, da la sensación de elevarse y enmarca fragmentos de cielo azul del sureste mexicano.
Hecho con bambú entretejido, la estructura propuesta por el Taller de Arquitectura Contextual se asienta sobre la suave arena blanca, permite el paso del aire y la vista constante hacia el firmamento.
Así este lobby sugiere una piel que respira, y que permite el tránsito de los elementos de la naturaleza.
Interiorismo de contexto
La práctica de Alejandro D’Acosta se caracteriza por obedecer al contexto. Los proyectos para él y su equipo deben siempre desarrollar una interacción sustentable con el entorno.
Este entendimiento del entorno es también visible en el interiorismo de dos habitaciones que han corrido a cargo del Taller de Arquitectura Contextual.
«La remodelación del hotel sienta nuevos estándares de calidad a nivel arquitectónico, ya que además de enfocarse en el estilo y funcionalidad, también pone atención en los materiales utilizados que hoy más que nunca, deben ser amigables con el medio ambiente», comparte el arquitecto Alejandro D’Acosta.
En las habitaciones diseñadas por su firma destacan los materiales naturales y locales, la funcionalidad y comodidad del mobiliario y una paleta de colores que no compite con la majestuosidad del mar que está prácticamente a unos pasos.