18 noviembre 2020
La evolución del oficio arquitectónico: Plática de Enrique Norten en Glocal TV
“Ser arquitecto no quiere decir que invariablemente se tengan que construir edificios o ciudades. Ocasionalmente, la arquitectura representa el interés de adquirir una educación humanista mucho más completa para afrontar la vida”. –Enrique Norten, fundador y director de TEN Arquitectos.
¿Cómo ha evolucionado el oficio arquitectónico a través del tiempo? Este fue el tema de la gran charla que el equipo de Glocal Design tuvo con el arquitecto Enrique Norten, fundador de TEN Arquitectos, en ocasión de visitar y conocer: Estribar, el espacio que se montó para Design House 2020 en colaboración con los despachos de Manada y Materia, y desde donde se estuvieron realizando las transmisiones en vivo de Glocal TV.
Antes el oficio arquitectónico se concebía como ‘un todo’, pero ahora la tecnología en sinergia con la ejecución de otras disciplinas y conocimientos han cambiado el contexto. “Para mi es un tema muy importante que no creo que sea ‘tan desafortunado’ como se piensa pues –por el contrario– ‘afortunadamente’ ha hecho que la arquitectura evolucione”, dice el arquitecto Norten al arrancar la plática.
“De hecho –continúa– tengo una gran admiración y respeto por aquellos colegas que tienen una visión muy amplia y humanista de los conceptos, pues además de pensar muy puramente en la arquitectura también entienden cuestiones muy técnicas y científicas que embonan con esta disciplina”.
“Es muy cierto que antes la figura del ‘arquitecto renacentista’ hablaba de una persona que sabía hacer de todo y, a veces, lamento mucho cuando veo que muchos colegas se han ido cerrando a las nuevas posibilidades en lugar de abrirse a estos conocimientos. La arquitectura es muy amplia y debemos considerar que cuando te dicen que en las escuelas de Europa existen unos 9,000 estudiantes de esta carrera; esto no quiere decir que todos esos jóvenes –hombres y mujeres– vayan a ser arquitectos, sino que son una generación que entiende que la educación humanista de la arquitectura les puede abrir muchos caminos en la vida”, explica el arquitecto.
“Cuando me gradué –dice– a finales de los 70’s, era una época en la que no había computadoras ni celulares; lo que recuerdo es que si empezaba a hacer un proyecto y me interesaba entender el entorno, lo que tenía que conseguir era una foto aérea del sitio en cuestión, lo cual simplemente era dificilísimo pues se trataba de un proceso que tardaba un par de meses por lo menos y que además era muy caro. Ahora, simplemente ‘le picas’ a Google y en unos instantes esa plataforma te lleva al lugar que quieras en el mundo entero para explorarlo por todos lados y ángulos”.
Otro ejemplo de la evolución tan gigante que ha habido en el quehacer de la arquitectura es el impacto de las computadoras y los celulares. “Cuando regresé a México –después de haber estado en el extranjero estudiando– y empecé a trabajar en mi despacho, no había ni una computadora, lo que había eran restiradores, lápices y reglas; sin embargo, ya había visto a mis compañeros de carreras como ingeniería, cargados de tarjetas perforadas que interpretaban en salones llenas de unas máquinas gigantes, las cuales (curiosamente) no podían hacer todo lo que ahora hacen un dispositivo inteligente. En los inicios de mi despacho fue un amigo y colega quien me convenció de comprar una computadora, la cual pusimos en un escritorio dentro de un cuarto aislado, al cual sólo podíamos entrar él o yo y que cerrábamos bajo llave al salir. Ahí pasábamos horas y horas, nadie podía entrar y había que programar todo por códigos. Hoy el cambio es gigante y creo que estamos viviendo una revolución a la que apenas estamos entrando”.
En su opinión, “ser arquitecto no quiere decir que invariablemente se quiera o tenga que dedicar a construir edificios o ciudades, sino que ocasionalmente puede representar el simple interés de adquirir una educación humanista mucho más completa”.
En cuanto a los cambios tecnológicos, el arquitecto Norten –cuya trayectoria y reconocimiento a nivel mundial hablan por sí mismos de su vasto expertise– comparte un par de agradables anécdotas con el afán de ejemplificar cómo la tecnología ha sido un parteaguas en el quehacer arquitectónico.
Para muchos la evolución del oficio arquitectónico incluso tiene que ver con ‘una arquitectura que se vive en la nube, algo que ni siquiera se puede entender aún.
En este contexto, una de las preocupaciones del arquitecto Norten radica en que las nuevas generaciones han perdido la capacidad para entender otro tipo de temas, como la geometría por ejemplo. “Los jóvenes se apoyan mucho en las máquinas para resolver los problemas, lo que está bien en la medida de que no descuiden fomentar su habilidad por otras disciplinas. Sin embargo, no sucede así; acostumbran sus cabezas a no pensar, a no desarrollar, a no prospectar; yo aún imagino cosas en tridimensional, pero eso es algo que a muchos jóvenes se les dificulta y que nunca han ejercitado, lo que los obliga a depender totalmente de las computadoras y los celulares o incluso de otros instrumentos”.