Grupo Habita y su colección de hoteles boutique son el estándar para los viajeros que buscan exclusividad durante su hospedaje; asimismo, son el referente del diseño vanguardista, el glamur y como conviven incluyendo aspectos de la cultura mexicana.
Parte del Grupo y miembro de Design Hotels, el Hotel Boca Chica cuenta con un diseño clásico de los 50s y ofrece una vista única a la reserva natural Isla de la Roqueta.
Durante el apogeo de Acapulco a mediados del siglo XX, el Hotel fue donde ocurrió toda la acción. Esta joya arquitectónica de la década de 1950 –construido junto al glamuroso Club de Yates y el famoso Hotel Los Flamingos– que alguna vez fue un centro de vacaciones sobrecogedor, sufrió una recesión cuando la ciudad cayó en desgracia en la década de los 80s, después de lo cual el edificio sufrió 20 años de abandono. Aunque estos años pasaron factura, la mayoría de las características originales y los muebles permanecieron intactos, lo que significa que el hotel ahora es un tesoro tanto arquitectónico como antropológico.
Situado en el distrito de Caleta a pocos pasos de una cala idílica, es una gran adición a la nueva era de Acapulco. El hotel de 36 habitaciones, gracias a su exterior vintage, parece sacado de un set de cine de mediados de siglo, pero por dentro, el renovado interior ha sido elegantemente intervenido por los diseñadores Frida Escobedo y José Rojas. Las piezas de época fueron curadas por la artista contemporánea mexicana Claudia Fernández y las espaciosas habitaciones de diseño tropical cuentan con grandes hamacas, salas de estar al aire libre y jardines privados. Los huéspedes pueden aventurarse al spa para recibir un masaje, relajarse con una margarita en el popular club nocturno Cocowash, pasar el rato en la terraza de la piscina o solicitar servicio a la habitación de sushi del restaurante a cargo del Chef Ejecutivo Keisuke Harada las 24 horas.
Se trabajó arduamente para revivir la prominente atmósfera de lujo tropical del hotel desde la estructura original, pero igualmente para modernizar las instalaciones para adaptarse a los estándares contemporáneos de confort: el resultado es cualquier cosa menos anticuado. Las características interiores tales como el piso de mosaico de mármol y granito y las celosías se restauraron cuidadosamente.
La decoración refleja la temporalidad de la estructura original, provocando la nostalgia que recientemente ha influido los mundos de la moda, el diseño y el cine. El edificio fue reestructurado para ofrecer 30 habitaciones y 6 suites, donde los tonos tierra, los blancos fríos y los verdes suaves reflejan las claras aguas azules circundantes.