El proyecto, ubicado en el suroeste de la ciudad, en el nuevo distrito de la Zona 167, pretende fusionar la macroescala urbana con la dimensión doméstica, dentro de un sistema más amplio de proyectos de dinamización del barrio.
Para este proyecto, Alvisi Kirimoto creó una ‘arquitectura compacta y realista’, como la describen los arquitectos. Con un perfil sobrio y riguroso, el edificio se relaciona con la ciudad de forma escultórica, enmarcando contraste con el contexto diverso y ensordecedor en el que se enclava, que carecen de espacios verdes y se caracterizan por ostentosas soluciones decorativas, viviendas rígidas y urbanas.
El complejo, que cuenta con 50 unidades que incluyen aparcamientos subterráneos y una planta baja dedicada a actividades comerciales, parece un monolito en forma de ‘C’, con una altura de seis plantas y una superficie total de más de 5,000 m2.
La regularidad de las elevaciones representa el carácter principal del edificio: la cortina de ladrillo gris oscuro uniforme se convierte en una especie de partitura neutral donde los ritmos dinámicos se entregan mediante elementos de chapa blanca de nicho que sobresalen.