Es importante estar protegidos, sobre todo ahora que nos encontramos en la Edad del Coronavirus en la que tal parece que el contacto físico y la cercanía se han convertido en armas letales, dice Carlos Ferrando –CEO y fundador de Closca– quien además menciona que por los momentos que vivimos la máscara se ha convertido en el ícono de nuestra era.
Atenta a las necesidades sociales, la empresa valenciana ha creado Closca Mask, una innovadora máscara reutilizable de práctico diseño, que inicialmente surgió como un agente para combatir la contaminación de aire, el polen, los microorganismos, el smog y un entorno urbano que enferma y mata a millones de personas cada año, pero que ahora redefine su estética y funcionalidad para luchar contra el enemigo actual que representa el coronavirus.
“Ojalá no tuviera que haber una máscara de diseño para poder salir a la calle (…) por primera vez para muchas personas, dejaremos de ver las expresiones faciales de los que nos rodean”, considera Ferrando.
La máscara disponible en blanco, gris y negro, cada una con cinco variaciones, busca lograr un mejor futuro, uno más sostenible, reflexivo, hermoso y honesto, un futuro persistente, auténtico y menos desechable, por lo que está elaborada para ser duradera, plegable, cómoda y adecuada para diversos tamaños gracias a su cierre de velcro.
Closca Mask es sumamente duradera ya que no roza con nada, no toca la cara directamente y no se humedece con el aliento, además de que su función anti-coronavirus está sustentada a través de 6 filtros FFP2 homologados que se pueden insertar en el compartimiento interior.
Por si fuera poco, esta creación que ya se encuentra en preventa a través de www.closca.com, está hecha sin fines de lucro, ya que cada unidad vendida se convertirá en una donación de otras cinco máscaras sanitarias. Closca donará más de 10,000 mascarillas para la población de riesgo y para personal médico, empezando por el hospital de Alzira en Valencia, España. Así mismo se pretende extender la iniciativa nivel internacional.