14 julio 2025

30 años de diseñar con Piacere

La historia de Piacere es la de una dupla creativa que ha sabido transformar los espacios en experiencias, siempre fieles a un principio: disfrutar lo que se hace, para inspirar a quienes lo viven.

Por: Redacción Glocal

Fotos: Jaime Navarro

Fundadores unidos por el diseño

La historia de Piacere es la de una dupla creativa que ha sabido transformar los espacios en experiencias, y los tropiezos en reinvenciones, siempre fieles a un principio: disfrutar lo que se hace, para inspirar a quienes lo viven.

Desde hace más de tres décadas, Carlos Trujillo y Francisco Acuña, fundadores de Piacere, han hecho del diseño de cocinas y mobiliario un acto de pasión, persistencia y placer.

Una alianza nacida en la universidad

Carlos Trujillo y Francisco Acuña se conocieron en la universidad cuando estudiaban diseño industrial. Desde el tercer semestre empezaron a trabajar juntos. Años después, tras caminos profesionales paralelos, se dio el reencuentro en una empresa que importaba mobiliario italiano. Ahí tomaron la decisión de emprender juntos. «Fuimos viajeros», dicen, y ese espíritu de búsqueda los ha acompañado hasta hoy.

Fundaron Piacere con una idea clara: hacer del diseño una experiencia placentera. No solo para ellos, sino para sus clientes, sus colaboradores, los arquitectos, interioristas, proveedores y amigos que han acompañado este recorrido. «Desde nuestros orígenes buscamos algo que representara lo que a nosotros nos gustaba. A los dos siempre nos gustó la cocina, nos gustaba comer bien. Nos gustaba diseñar. Entonces era el placer de diseñar para tener espacios donde comer bien», dice Francisco.

El placer como eje filosófico

Piacere significa ‘placer’ en italiano. Y esa palabra no fue elegida al azar: encarnaba lo que querían transmitir como marca y como empresa. «Fue el placer de disfrutar lo sencillo y lo complejo de esta vida y de esta industria. Hay cosas muy sencillas, increíbles, disfrutables. También hay cosas muy elaboradas, muy complejas. Pero todo se reduce al placer de disfrutar, el placer de hacer, el placer de diseñar, el placer de compartir».

Hoy, con más de 30 años de trayectoria, se encuentran ante una nueva etapa. Reconocen con franqueza que hay retos importantes. «Después de más de 30 años de tener un negocio exitoso, tenemos dos grandes retos: continuar en la búsqueda de un mejor servicio todos los días, y transmitir este legado de servicio, diseño, pasión, gusto, a nuevas generaciones que hoy en día son muy inmediatas», cuenta Carlos.

Entre tecnología y tradición culinaria

Es el placer de disfrutar lo sencillo y lo complejo de esta vida y de esta industria lo que desvela la filosofía de Piacere, cuyo trabajo se enfoca en transformar los espacios en experiencias.
Para los fundadores de Piacere, el diseño ha sido un lienzo en donde exploran su pasión, estética, tradición y el sentido profundo de habitar. Su historia –marcada por la complicidad, la resiliencia y el gusto por lo bien hecho– es un ejemplo de cómo el placer puede convertirse en un eje empresarial tan poderoso como cualquier estrategia de mercado.

Esta reflexión surge de una visión profundamente autocrítica, pero también propositiva. El crecimiento —dicen— puede traer distracciones, y lo que se impone ahora es recuperar lo esencial: la experiencia completa de compra, el acompañamiento, la inspiración. «El día que dejemos de disfrutar y tener el placer de lo que hacemos, se nos acabó el negocio».
La conversación avanza y aparece una pregunta compleja: ¿cómo será la cocina del futuro? Lejos de respuestas rápidas, lo que surge es meditar sobre la tensión entre tecnología y tradición. Carlos explica que un «refri» puede ser mucho más eficiente ahora, y puedes tener mejores separaciones de temperatura. Lo mismo con un horno. Pero no es tan fácil visualizar un modernismo disruptivo cuando hablamos de una tradición culinaria tan rica como la mexicana.

Reinventarse desde la adversidad

El ejemplo más sencillo es también el más revelador: calentar una tortilla. «Está padre la inducción, pero tienes que poner un comal. Y ahí se rompe la tecnología. En cambio, con una hornilla de gas, calientas la tortilla y listo», dice Carlos. Para ellos, el reto es adaptar lo nuevo a lo que ya funciona, sin anularlo. «No todo es tecnología; también hay una gran parte de tradición. Nunca vas a poder igualar una barbacoa de hoyo. Pero sí podemos, con nuestra experiencia, mezclar diversos elementos o ingredientes para emular esas tradiciones».
En este equilibrio entre lo ancestral y lo contemporáneo se ubica el trabajo de Piacere. Y también en su capacidad de transformar los espacios en experiencias. Los showrooms que han creado no son simples salas de exhibición. Son atmósferas pensadas para inspirar. «Nos generaba mucho placer mostrar algo que a nosotros nos gustaba mucho: crear ambientes de convivencia».

Esa búsqueda no ha estado exenta de tropiezos. Uno de los momentos más duros ocurrió poco después de abrir su primera tienda, diseñada por Javier Sánchez: un showroom que concentraba todos sus ahorros y esperanzas. Después de meses de remodelación y poco antes de abrir oficialmente fue clausurado. «Fue devastador. No habíamos hecho ni siquiera una inauguración y nos clausuran. Sabíamos que no lo íbamos a recuperar. Todo estaba perdido».

Un legado que mira al futuro

Recuerdan ese episodio con emoción contenida. Francisco incluso se resistía a salir del lugar mientras los inspectores intentaban desalojarlos. «Les decía: ‘No me van a sacar de aquí más que arrastrándome’». Aun así, volvieron a empezar. Consiguieron un nuevo local, invitaron de nuevo a Javier Sánchez y diseñaron un showroom aún más impresionante. «Nos endeudamos muchísimo, trabajamos muchísimo y logramos un showroom que tuvo una respuesta increíble. Cuando vinieron nuestros proveedores italianos, nos dijeron que para ellos era el mejor showroom a nivel mundial».

Ese showroom se convirtió en un statement. Una forma de decir que podían reinventarse. «La persistencia ha sido clave. Tomar un buen rumbo, apostar por él, sabiendo que va a haber triunfos y fracasos. Y entender que todo es experiencia y aprendizaje. No es necesidad, es mantenerse. Puedes cambiar de ruta, pero persistes en el rumbo», dice Francisco.
Hoy, además de consolidar su oferta con nuevas marcas y ampliar su portafolio —que incluye mobiliario, iluminación, tapetes, puertas interiores, closets—, también han asumido un compromiso con la difusión cultural. Entre sus proyectos recientes está la restauración de una casa en Pedregal de San Ángel que tenía un futuro incierto como muchas casas del modernismo mexicano. «Los dueños no sabían qué hacer con ella. El Arq. Gómez de Tuddo nos invitó a intervenirla y dijimos que sí, sin saber cómo».

La experiencia encendió otra llama: la posibilidad de crear una fundación cultural enfocada en arquitectura, arte y diseño. «Es una manera de contribuir a este ecosistema de creatividad que se está gestando en México», dice Francisco. Y aunque miran hacia adelante con entusiasmo, también saben que lo más valioso es aquello que no cambia: los valores que han sostenido su empresa durante tres décadas. «Queremos que los valores se sigan permeando entre todos los colaboradores, aunque sea con nuevas formas. El fondo tiene que permanecer. Es lo que nos ha permitido marcar tendencias», dice Francisco.

Conscientes del cambio generacional, también asumen un nuevo tipo de misión: enseñar a disfrutar con paciencia. «Hay que aprender a disfrutar a más largo plazo, no todo es inmediato. Cuando se logra eso, se piensa diferente», dice Carlos.
Piacere es eso: una empresa que cree en el diseño, pero también en el disfrute. Que abraza la modernidad, sin renunciar a lo esencial. Que sabe reponerse, inspirar, compartir. Y que encuentra en la persistencia —y en el placer de crear— su mejor legado.



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Glocal 85 | Espacios de Poder
La edición 85 de Glocal Design Magazine explora el universo del interiorismo corporativo bajo el concepto Espacios de poder, un recorrido por oficinas, sedes y proyectos que definen la manera en que trabajamos y nos relacionamos hoy. Desde estrategias de diseño sensorial hasta enfoques que priorizan la flexibilidad, el bienestar y la identidad de marca, esta edición plantea cómo los espacios de trabajo se han convertido en ecosistemas humanos y estratégicos. Con la Casa Gilardi como sede y portada, Glocal 85 celebra también proyectos residenciales, propuestas de hospitalidad y el Objeto Glocal, reafirmando la visión de la revista como un punto de encuentro para las voces que están transformando la arquitectura y el diseño contemporáneo.