Inspirado en las clásicas cantinas japonesas donde el sake y la comida compartida entre los comensales se sirven en el suelo de tatami, Robata abre sus puertas al poniente de la Ciudad de México. Su cálido ambiente donde se combina la tradición de los izakayas y el aromático gusto del robatayaki -un método de cocción sobre carbón caliente-, se mezclan perfectamente en un espacio donde converge lo rústico y lo industrial.
El proyecto corrió a cargo de Grupo MyT , quienes integraron elementos artesanales diseñados especialmente para el restaurante: caligrafía japonesa, mobiliario realizado en finas maderas de tonos obscuros y asientos de cuero que se disponen frente a la barra principal, misma que muestra al comensal una vista completa de la preparación de alimentos que se disponen sobre la encimera de mármol obscuro.
La cerámica elaborada en talleres de Toluca hace honor a la tradición japonesa y se mezcla con la artesanía mexicana a través del vidrio soplado de Tonalá. Este legado se comparte con la celosía fabricada con gruesas vigas de madera, misma que sigue recta hacia las columnas que adornan la entrada. Siguiendo esta línea, la carta narra una historia de cuatro actos protagonizados por el fuego, el agua, el vapor y el hielo: bar, sushi, noodles y sobre todo, carbón.