Pedro Ramírez Vázquez fue un hombre que durante 70 –de los 95– años de su vida se dedicó a la modernización de México no solo desde su arquitectura y urbanismo, sino desde la imagen de las empresas que consolidaron la economía de un país que despertaba a la modernidad después de la desestabilidad del periodo revolucionario.
La obra del arquitecto tal vez fue más fructífera en la década de 1960, cuando gozó de una relación cercana con el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz quien, entre otros cargos, lo designó presidente del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de México 1968.
En la década siguiente vendrían otros cargos como presidente del Colegio y Sociedad de Arquitectos de México, miembro de Honor Vitalicio del Comité Olímpico Internacional, así como merecedor del Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1973.
Desde Glocal Design te presentamos tres caras del arquitecto mexicano que lo convirtieron en un creativo, en toda la extensión de la palabra.
Creando la imagen institucional de la modernidad
En 1952 se le encomendó al arquitecto Ramírez Vázquez la creación del logotipo para el Club de Fútbol América (del cual su hermano era presidente) y teniendo ese trabajo como antecedente, llegarían posteriormente nuevos proyectos de diseño institucional para distintas empresas mexicanas como la cementera Apasco, la Universidad La Salle y uno de los más significativos: el logotipo de la principal empresa de televisión en México, Televisa.
Los logotipos de Televisa y el Estadio Azteca (cuyo proyecto arquitectónico también estuvo a cargo de la dupla Ramírez Vázquez – Mijares) son tal vez los trabajos más conocidos del arquitecto, quien para el logo de la televisora ideó una imagen que simbolizara el ojo del hombre que observa al mundo desde la pantalla de televisión, formado por 10 líneas horizontales que generan un óvalo.
Otros de sus trabajos de imagen corporativa incluyen al Instituto Nacional del Deporte, los Pronósticos Deportivos para la Asistencia Pública y el Instituto Cultural Helénico.
Piezas de mobiliario modernas
Sin lugar a duda, la transformación que México sufrió sobre todo en la segunda mitad del siglo XX fue trascendental para la modernización de un país que hasta la década de 1940 seguía viviendo los estragos de la Revolución Mexicana.
La arquitectura se transformó y transformó a la ciudad, pero también los interiores de los espacios residenciales y de trabajo cambiaron con piezas de mobiliario que eran importadas o, en muchos casos trabajadas en el país con diseños originarios llevados a cabo con materiales y técnicas nuevas.
En ese sentido Pedro Ramírez Vázquez jugó un papel importante con la creación de piezas que muchas veces reinterpretaban otras de uso cotidiano en ciertas regiones del país, como el «equipal» al que transformó por completo dotándolo de una estructura metálica que lo sujeta, en lugar de la clásica de madera.
Por otro lado, el diseño de mesas de centro y de comedor o sillas para interior y exterior realizadas con placas metálicas y maderas, lo convirtieron en uno de los diseñadores de mobiliario favoritos de muchos personajes connotados de la intelectualidad nacional e internacional. Sus piezas rescataban en muchos sentidos procesos y formas artesanales, al mismo tiempo que se mostraban contemporáneas al contexto de la segunda mitad del siglo XX.
Pieza clave en el diseño de una institución educativa
Con el fin de crear una institución educativa ligada al entorno social y humano y de brindar una oferta académica profesional a la creciente población de las periferias de la Ciudad de México, en 1973 se presentó al presidente Luis Echeverría la propuesta de creación de un cuerpo educativo que posteriormente fue bautizado como Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), que entraría en funciones al siguiente año.
El 10 de enero de 1974 se elegiría primer rector de la UAM al arquitecto Ramírez Vázquez, quien además de la concepción del logotipo, tuvo a cargo el desarrollo del plan maestro de las tres primeras unidades de la Universidad: Iztapalapa, Azcapotzalco y Xochimilco.
El logotipo de la Universidad creado por Ramírez Vázquez presenta las iniciales de la institución enlazadas, haciendo alusión a una cadena de ADN. Se suele acompañar la imagen con el lema, creado por el historiador Miguel León Portilla: «Casa abierta al tiempo».
Diseñando los museos y sus interiores
Al mismo tiempo que Pedro Ramírez Vázquez diseñaba edificios ahora icónicos de nuestro país, planeaba y desarrollaba proyectos de museografía para los pabellones en los que México se presentaba durante las Ferias Internacionales. En ese sentido, desarrolló proyectos para las Ferias de Bruselas (1958), Seattle (1962) y Sevilla (1992), entre otros.
La década de 1960 representó para Pedro Ramírez Vázquez el acercamiento a proyectos que ahora podemos considerar emblemáticos de su obra: el Museo Nacional de Antropología, el Museo de Arte Moderno y la Galería de Historia (Museo del Caracol) transformaron la imagen del Bosque de Chapultepec convirtiéndolo en un conjunto cultural a gran escala.
La creatividad del arquitecto no se quedó solamente en las formas y dimensiones de los edificios, sino que fue más allá al dotarlos de una museografía contemporánea donde se pudieran exhibir las grandes piezas que los convertirían en los recintos culturales más importantes del país. Junto a Ruth Rivera diseñaría la museografía para el Museo de Arte Moderno y con Mario Vázquez y Alfonso Soto Soria, la del Museo Nacional de Antropología.
Cuando murió el mismo día en que nació, pero del año 2013, Ramírez Vázquez había dedicado más de 70 años de su vida al diseño y con ello, a la transformación del país entero y de su imagen ante todo el mundo.
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