08 junio 2020
Manuel Felguérez, adiós a un grande del arte abstracto
Su luz se ha apagado, pero la obra –reconocida mundialmente– del artista zacatecano Manuel Felguérez seguirá nutriendo a otros artistas y al público en general.

Figura clave en el desarrollo del arte contemporáneo en México, compartimos el legado que deja Manuel Felguérez a través de la exposición Trayectorias –curada por Pilar García y aún vigente hasta octubre próximo en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC)–, la cual despliega los tres momentos creativos que marcaron el rumbo dentro de su producción artística: los murales de desecho, La máquina estética y su obra más reciente.
En su obra temprana, Felguérez recupera frecuentemente materiales de desecho y chatarra para la construcción de murales, como Canto al océano (1963) y Mural de hierro (1961). En éstos se evidencia su maestría para trabajar el gran formato, a través de una lógica multidisciplinaria y colaborativa, la cual dio lugar a una renovación radical en la cultura mexicana.

Su interés por la experimentación se evidencia en La máquina estética, proyecto que realizó a mediados de los años 70. A través del uso de la computadora para el diseño de sus piezas, Felguérez investiga las posibilidades que existen en la relación entre ciencia y arte al dotar de una cualidad creativa a la máquina. Esta etapa deja entrever la conjunción –siempre presente en su obra– entre lo pictórico y lo escultórico, ya que plantea diferentes soluciones plásticas a una forma específica. A su vez, los modelos que desarrolló dialogan con las figuras geométricas y señalan una inclinación particular en el empleo del espacio y la construcción formal.
Finalmente, la vitalidad e injerencia que conserva Felguérez en el medio artístico se constata en su ambiciosa producción pictórica reciente, la cual conserva su gusto por el gran formato y el uso de diferentes materiales para las composiciones abstractas.








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