02 diciembre 2024
Glocal 80 | Coreografía visual: Casa Luna Negra por DosOrozco
La apertura controlada y el gusto de la familia por los ambientes con juegos de luz y sombras da pie al nombre de Casa Luna Negra, lo que alienta a generar una arquitectura hacia el interior, cerrando su fachada principal a los rayos del sol poniente y creando una convivencia con sus patios, jardines y espejos de agua.
Con 450m2, Casa Luna Negra se ubica a las afueras de la zona metropolitana de Guadalajara, tiene la fortuna de ser el hogar en el que una pareja joven verá crecer a sus dos hijos.
«A los integrantes de la familia los conocimos hace muchos años; sin embargo, aún con esa familiaridad previa, para dar forma al programa arquitectónico de la casa se requirieron varias citas y pláticas donde se visualizaban las actividades que se llevarían a cabo en cada espacio. Se tomaron en cuenta la la topografía la orientación y la reglamentación correspondiente también para poder dar forma a la idea de una casa única y que les funcionará a ellos con sus objetivos. La obra se llevó alrededor de 18 meses en ejecutarse», platica el arquitecto Guillermo Orozco, director de Dosorozco.
Por su ubicación, orientación y cercanía con el bosque de la primavera en conjunto con las características específicas de su terreno; la propuesta arquitectónica tuvo que responder a su entorno, utilizando materiales de la zona y buscando afianzar la casa en su contexto, pero sobre todo respondiendo a los gustos personales de los usuarios, a su filosofía y a su historia de vida.
«Uno de los retos más característicos durante el desarrollo de la obra fue lidiar con las condiciones climáticas impredecibles, sobretodo al principio de la obra. Justo cuando estábamos en la fase crítica de la construcción en cimentación y sótano, una serie de tormentas intensas retrasaron el cronograma en varias semanas. Sin embargo, este desafío también se convirtió en una anécdota memorable porque puso a prueba nuestra capacidad de adaptación y trabajo en equipo», relata el arquitecto sobre algunos de los pormenores con los que lidiaron durante la ejecución de la obra.
«Recuerdo –dice Orozco– especialmente un día en que, a pesar de la lluvia torrencial, el equipo se reunió bajo una carpa improvisada para rediseñar el plan de trabajo y asegurar que pudiéramos recuperar el tiempo perdido sin comprometer la calidad. Esta experiencia no sólo nos fortaleció como equipo, sino que también nos enseñó valiosas lecciones sobre la importancia de la resiliencia y la planificación flexible».
Conozcan más detalles sobre la ejecución de esta obra en las páginas impresas de Glocal 80.