A finales de la década de 1920, el magnate de los neumáticos Harvey Firestone invitó a un grupo de amigos a disfrutar de Miami Beach a bordo de su yate Marybelle, entre ellos se encontraba Carl Fisher, reconocido desarrollador que transformó la costa de Miami, a quien le platicó su idea de crear un glamoroso club social. Nunca imaginó que su sueño se convertiría en el lugar más deseado por estrellas de cine y los más acaudalados personajes de su época. Hoy, ese paraíso se llama Hotel Four Seasons en The Surf Club, Surfside, Florida.
En un predio de 3.6 hectáreas frente al mar en el distrito de Surfside, Russell T. Pancoast diseñó un edificio de estilo renacentista mediterráneo junto a un grupo de cabañas que formaban elegantes telones para enmarcar la playa y el mar, a la vez su obra acunaba a la multitud del mundo exterior.
Rápidamente se convirtió en un imán para miembros exclusivos, en el hogar lejos del hogar para personas que compartían procedencia, privilegios y preferencias por el placer. Sus fotos de archivo revelan desfiles de moda de Elizabeth Arden junto a la piscina, al Sha Mohamed Reza de Irán en la pista de tenis y a Winston Churchill pintando en su cabaña. Era tan surrealista y especial que un reportero de sociales de Miami escribió en un reportaje de 1962: «Cuando muera no quiero ir al cielo, quiero ir a The Surf Club».
Ahí se organizaron fastuosas galas temáticas, una vez con elefantes y otra con 300 mesas hechas de hielo. Era un lugar de mitos, leyendas y risas sin fin. Noël Coward, Elizabeth Taylor, los duques de Windsor, Frank Sinatra, Tennessee Williams, Joan Crawford y Liberace acudían continuamente, pues se permitía la incorrección, el buen gusto con imaginación y diversión, el respeto a la intimidad con la mayor libertad.
Una renovación a cargo de Richard Meier
El nuevo Surf Club es una encarnación de sus valores originales a mayor escala. Nadim Ashi, fundador de Fort Partners y nuevo propietario, explica con una anécdota su misión de preservar, respetar y realzar el espíritu original de la propiedad: «Cuando compramos el club pedí al socio más antiguo, que hoy tiene 90 años, que se sentara conmigo para hablar, quería dejar constancia de sus recuerdos.
Se acordaba de la década de 1930, cuando se inauguró, y me enseñó el lugar del salón donde había bailado por primera vez a los 16 años. Entonces pensé, ¿cómo creamos estos recuerdos? Nuestro modelo de negocio no trata de inmuebles, sino de experiencias y memorias que perduran».
Los gustos pueden cambiar, pero los valores y deseos humanos son atemporales, ésos mismos son los que conectan el pasado de The Surf Club con su presente: tres edificios nuevos creados por Richard Meier, que albergan un hotel con 77 habitaciones diseñadas por el famoso parisino Joseph Dirand, 30 residencias hoteleras y 121 apartamentos privados, ese paraíso de libertad y exclusividad de Miami que soñó Firestone.
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Edición 73 | «El interior que nos construye» | Pedre


