La exclusiva boutique de la marca francesa de lujo se ubica en una de las áreas más emblemáticas de la Ciudad de México: el Pedregal, una zona marcada por un profundo patrimonio artístico y fuertes referencias arquitectónicas como el Estudio de Diego Rivera, la Universidad Nacional Autónoma de México y el Museo Anahuacalli.
Este trasfondo cultural aunado a la presencia de suelo de piedra volcánica, ayudaron a crear el concepto único de la fachada que se eleva y resalta como elemento monolítico con geometría afilada. Capaz de hablar tanto a la escala urbana como a la escala humana; va de la composición visual armónica a su lejanía, hasta los sentidos y experiencias a nivel peatonal.

En Louis Vuitton Artz, el logotipo característico de la marca se abstrajo para convertirse en un patrón repetitivo que funciona de manera estética y estructural. Esto consistió en el mayor reto, que permitió al equipo dar el salto de la conceptualización a su materialización y derivó en una exigencia milimétrica en los detalles, generando así una complicidad interesante entre el contratista y el despacho arquitectónico Materia.
Se propuso un volumen acentuado por las diagonales que contrastan tanto en dirección como en color con el resto del centro comercial, recubierto por una celosía, compuesta por más de setecientas piezas de concreto prefabricado que llaman la atención hacia los aparadores de la tienda.

La celosía consigue un juego interesante a través de giros y dobleces, que cambian su perspectiva y transiciones, otorgando un carácter sólido en un lenguaje expresivo poroso mediante gradientes que van de lo solido a la apertura, debido a las tres opciones de piezas planteadas. La luz y la sombra enfatizan este tejido acentuando la profundidad y el detalle.






Design Films

Edición 73 | «El interior que nos construye» | Pedre


