El programa se centra en dotar de luz, optimizando la distribución de todas las áreas a las necesidades actuales de los propietarios y mejorando la capacidad de almacenaje. La casa tenía que ser atemporal, cálida y muy cómoda, cumpliendo con un presupuesto de construcción ajustado, por lo que las particiones existentes debían conservarse en la mayor medida posible.
La distribución incorpora en la zona de día el salón, la cocina y un baño y en la zona de noche dos dormitorios, uno de ellos con el baño en suite y el vestidor.
La cocina se abre al salón, sustituyendo la pared por un cerramiento de cristal que permite que la abundante luz natural de la cocina -orientada al sur- invada el resto de la zona de día.
Los acabados naturales son los encargados de unificar las estancias y crear un ambiente equilibrado, homogéneo y sereno.
El principal protagonista es el porcelánico de gran formato en acabado mármol, que actúa como revestimiento del mobiliario y de los ambientes de la casa. El pavimento vinílico con base impermeable en acabado roble unifica el hogar y aporta calidez y luminosidad.
El protagonismo en la entrada de la casa recae sobre un elemento escultórico revestido con porcelanato de 6 mm, que funciona como espejo con iluminación en la zona del vestíbulo.
En la misma línea, el salón cuenta con otros elementos de almacenaje similares, todos ellos realizados en porcelánico brillo Statuario de Cifre. La mesa de comedor pertenece a la colección Dizzie de Arper, que se complementa con los sillones tapizados Moon de Capdell y las lámparas Dress de Fambuena.