Instalado en una hermosa playa virgen de arena volcánica negra en la costa guatemalteca del Pacífico, el hotel Swell se ha convertido en unos de los destinos más populares para practicar surfing; un lugar de estilo boho-chic que atrae viajeros que buscan relajación y satisfacer sus gustos refinados.
Con tan solo 8 suites, el Swell Hotel, construido por el arquitecto Elan Ibghy y diseñado por Marie Bonnefond, mezcla la simplicidad del concreto pulido con la artesanía local, las texturas naturales de la madera y los coloridos textiles guatemaltecos.

En la entrada, el techo de paja se inspira en los métodos constructivos de la localidad, que dan paso a un elegante salón decorado con sofás de madera hechos a mano. El hall continúa hacia el bar hecho de madera de Guanacaste, una fibra de origen local, donde los huéspedes pueden disfrutar del clima recostados en las hamacas y columpios cercanos.
El elemento central del programa es la impresionante alberca de 20 metros, rodeada de una cubierta de madera de pino natural. Al costado, una estructura en blanco pulido alberga las 4 suites del hotel, mismas que cuentan con una terraza privada de madera de pino; al interior, el mobiliario está hecho con madera local y los textiles guatemaltecos que lo adornan han sido elegidos específicamente para el proyecto.

Para el resto de las habitaciones se ha elegido un diseño tipo bungalow que se adapta perfectamente al ambiente relajado del hotel. A los lados, se visualizan las terrazas con jardines tropicales y una variedad amplia de vegetación que enmarcan los murales de Papellama y Thomas Meissner. Las lámparas de paja tejida se suspenden en el salón y en el restaurante.
Swell se encuentra enclavado en un pequeño pueblo de pescadores que ofrece las mejores olas del país; un oasis que equilibra lo bohemio con la elegancia y el diseño.













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