Nacido en España en 1910, Félix Candela llegó a México como refugiado de la Guerra Civil Española. Es en México donde desarrolló gran parte de su obra y donde llevará a cabo su mayor aportación a la historia de la arquitectura: el uso de la paraboloide hiperbólica, o hypar como él mismo la nombró.
De Madrid a México
Oriundo de la ciudad de Madrid, Félix Candela estudió en la Escuela Superior de Arquitectura para después matricularse en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Iniciaba apenas su vida laboral (de hecho como ingeniero) cuando estalló la Guerra Civil Española. Participa entonces en la defensa de la república; pero —en algún momento y con la inminente derrota de los republicanos— es capturado y hecho prisionero en los campos de concentración del sur de Francia.
Gracias a la gestión de personajes como Gilberto Bosques, el entonces presidente Cárdenas ofrece refugio a los republicanos españoles. Es entonces cuando Félix Candela llega a México, junto con otros 25 arquitectos y miles de exiliados más.
Hypar: un universo de líneas curvas
Es durante su estadía en México cuando Félix Candela inicia propiamente su carrera como arquitecto. En un principio trabajó para la empresa Vías y Obras para la que realizó algunas construcciones, entre ellas unos bungalows para el Hotel Papagayo de Acapulco, que hoy ya no existen.
Interesado en la geometría y la resistencia de materiales e influenciado por el desarrollo de estructuras laminares de ingenieros europeos como Eduardo Torroja, Candela empezó a experimentar con cubiertas de hormigón. Su objetivo era darle a su arquitectura propiedades no lineales.
Utilizando sus conocimientos en ingeniería, Candela experimentó con la geometría parabólica hiperbólica y consiguió cubiertas de hormigón curvado a las que llamó hypar.
A través de su empresa Cubiertas Alas (en sociedad con los arquitectos Fernández Rángel) y muchas veces en colaboración con arquitectos e ingenieros, Candela inicia una carrera prolífica.
La obra de Félix Candela en México
Tras varias experimentaciones, finalmente Candela empieza a trabajar con la parabólica hiperbólica. La Bóveda Cetephiston y la Bodega Pisa en Naucalpan serían sus primeras obras bajo este concepto.
Posteriormente, ya con Cubiertas Alas, Candela construye la cubierta de la sala de la Bolsa Mexicana de Valores y algunas gasolineras.
Pronto la obra de Félix Candela empezó a recibir reconocimientos. Lo invitan a realizar obras públicas, restaurantes e iglesias que hoy forman parte del patrimonio arquitectónico de México.
El Pabellón de Rayos Cósmicos (Ciudad Universitaria), las estaciones Merced y San Lázaro del Metro de la ciudad de México, el restaurante Los Manantiales en Xochimilco, el Casino de la Selva en Cuernavaca hoy son íconos del México. moderno.
Colaboraciones
Candela nunca dejó de experimentar, y durante su carrera tuvo varias colaboraciones con otros arquitectos o ingenieros.
Por ejemplo, para el restaurante Los Manantiales trabajó de la mano de Joaquín Álvarez Ordóñez, y para la capilla abierta de Palmira en Cuernavaca, trabajó con Guillermo Rosell y Manuel Larrosa.
Pero sin duda, una de sus colaboraciones más importantes es la que hizo con el afamado miembro de la Bauhaus, Ludwig Mies van der Rohe. Van der Rohe fue contratado por Bacardí para proyectar el edificio de sus oficinas, mientras que Candela construyó el edificio de la embotelladora.
Ya en la década de 1960, Candela fue comisionado para crear la cubierta geodésica del Palacio de los Deportes. A cargo de Pedro Ramírez Vázquez.
Sus últimos años
En 1971, tras casarse en segundas nupcias con la estadounidense Dorothy Davies, Candela vuelve a emigrar. Con su esposa viaja a Chicago donde trabaja como catedrático para la Universidad de Illinois.
Aunque dejó su antiguo estudio, sus exploraciones continuaron. De esa época son proyectos como L’ Oceanogràfic de la Ciudad de las Artes y las Ciencias en Valencia o la Ciudad Deportiva de Kuwait.
Escritor prolífico, profesor y arquitecto Calatrava dejó tras de sí un legado enorme, incluyendo sus influencias en arquitectos como Pedro Ramirez Vázquez —quien fue su alumno en la UNAM— o Santiago Calatrava.
Un premio internacional para para estudiantes de arquitectura y arquitectos fue instaurado a su nombre por el Instituto Español de Arquitectura.
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