01 noviembre 2023

«Entre lo terrenal y lo espiritual»: El regreso a los orígenes en Casa Hoyos

«Entre lo terrenal y lo espiritual» preserva la tradición milenaria y cultural de las ofrendas de Día de Muertos en México y simboliza la importancia de Don Efrén Hoyos Dobarganes para el antes y después en la historia de Casa Hoyos en San Miguel de Allende, Guanajuato.

Por: Entrevista y texto Martha Lydia Anaya

Fotos: Erik Zavala Foto / Cortesía Casa Hoyos

Flores, velas, copal e incienso abrazan la bienvenida a nuestros ancestros que habitan el Mictlán, que es lugar a donde las almas van después de morir. Y es que nuestros abuelos nos contaban que la muerte significa alegría, trascendencia y regresar al lugar de origen: es el cuerpo el que se desintegra, pero el espíritu vive por toda la eternidad en Casa Hoyos.

 

En Casa Hoyos, el relato de ese simbólico y emotivo viaje de regreso a los orígenes toma forma este año con el altar «Entre lo terrenal y lo espiritual», una ofrenda curada por la diseñadora floral mexicana María Limón y la colaboración de diferentes artesanos mexicanos.

 

 

«Entre lo terrenal y lo espiritual» está dedicada al franciscano Don Efrén Hoyos Dobarganes, quien fue guardián de Casa Hoyos en su paso por el mundo terrenal. «Ahora, desde el plano espiritual, lo recibimos con esta ceremonia entre elementos que marcan la tradición, como flores, velas, copal e incienso», cuenta Vianney Torres, fundadora de este hermoso hotel boutique ubicado en San Miguel de Allende, Guanajuato.

 

«Mi tío Efrén –platica Torres– era de esas personas que transmiten paz; de la familia, él era quien ponía esas pinceladas de cariño, espiritualidad y tranquilidad. Era una persona sencilla, noble y llena de ganas por ayudar a muchas personas; alguien muy peculiar».

 

 

Muy emocionada, Vianney nos cuenta que ha logrado conectar con la esencia de su tío Efrén gracias a las cartas escritas por su bisabuelo, en las cuales leyó sobre la personalidad de aquel niño que en lugar de jugar a los carritos, los avioncitos o con la tierra, prefería entretenerse con la celebración de la misa. «En sus juegos, él era el sacerdote y daba la comunión a sus hermanos con recortes de hostia. Desde muy pequeño traía ese fervor católico», cuenta la fundadora y dueña de Casa Hoyos.

 

Por eso, este año el altar de Día de Muertos en Casa Hoyos tiene un significado muy especial y cobra relevancia no sólo por contribuir al rescate de las tradiciones sino porque se inspira y rinde tributo a una persona que aportó mucho a la historia familiar.

 

La diseñadora floral mexicana María Limón, curadora de esta intervención en Casa Hoyos, describe que en el centro de la ofrenda se encuentra el altar de muertos conformado por siete niveles que representan la visión del mundo terrenal y el mundo espiritual, así como los cuatro elementos de la naturaleza: tierra, aire, fuego y agua.

 

Dentro de la representación de los cuatro elementos, el aire es simbolizado por el papel picado, el fuego por las veladoras, la tierra por los frutos y especias, y el agua, para calmar la sed de espíritu que nos visita.

 

El papel picado representa el aire dentro de los 4 elementos y el diseño realizado por Maracas México muestra el gran fervor de Don Efrén por la iglesia. Asimismo, las velas en forma de elipes y que envuelven la figura de Don Efrén representan el fuego, el segundo de los cuatro elementos de la naturaleza, que encendidas ayudan a iluminar su camino.

 

«Alrededor hay siete esferas flotantes –explica Limón­– que simbolizan el viaje de regreso a los orígenes y al mundo terrenal de los siete hermanos de la Casa Hoyos; es como si estuvieran llegando Don Efrén y sus hermanos. Una de estas esferas es diferente, es de otro color porque simboliza el alma de Don Efrén».

 

Las siete nubes florales de cempasúchitl representan la visita de los siete integrantes de la Familia Hoyos. La idea de estar flotando es mostrar el viaje de sus almas y el camino a la tierra, la transición de lo espiritual a lo terrenal. Se observa una de ellas más cercana en amarillo que es el alma de Don Efrén, quien llega para visitarnos y ver el homenaje realizado para él mientras que las seis restantes son sus hermanos que lo acompañan en el viaje para estar presentes en este tributo.

 

«En la parte de atrás, hay un par de ventanas circulares en las que destaca el logo de Casa Hoyos: dos figuras de serpientes que representan a los padres de Don Efrén. Son unas víboras que rodean la instalación con la idea de estar presenciando este viaje de transición, es decir, la llegada de su alma a la tierra», dice Limón.

 

Esta representación se complementa con un tapete de aserrín, cuyo diseño original realizado por M.A. Estudio muestra la figura de Don Efrén franciscano, quien lleva una cruz en el pecho por el gran fervor por la iglesia. La figura dividida en blanco y negro habla del lado espiritual y terrenal de Efrén. Los animales que aparecen al costado se deben a que San Francsico es el protector de los animales y, a su vez, reflejan la importancia de los mismos dentro de la familia Hoyos.

 

«El diseño de esta especie de gobelino en el piso –explica Limón– es una forma muy surrealista de mostrar y compartir lo que Don Efrén aportó a la historia familiar: la dualidad de un ser humano, en colores blanco y negro que representan lo terrenal y lo espiritual; una persona que estaba estudiando para ser fraile franciscano y que de alguna manera es lo que justifica el por qué los animales son muy importantes para toda la parentela».

 




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