Diseñado por los arquitectos Francisco González Pulido de FGP Atelier con sede en Chicago y Alonso de Garay de Taller ADG en la Ciudad de México, el Estadio Alfredo Harp Helú se ha convertido en la instalación de béisbol más grande del país hasta la fecha; con 20,665 asientos es el hogar del equipo ganador de 16 campeonatos: los Diablos Rojos del México. Su arquitectura promueve el contraste entre el México prehispánico (basamento piramidal y pétreo) y el México moderno (cubierta de acero y textil) como una analogía del juego de pelota prehispánico y el juego de pelota moderno (béisbol).
La procesión a través de la gran explanada de acceso hasta el estadio de béisbol presenta el espíritu de un templo mesoamericano. Cuando el espectador se acerca a la entrada se enfrenta a seis pirámides truncadas revestidas en paneles prefabricados a base de roca volcánica. Una vez dentro, un anillo conecta los asientos y funciones subyacentes con vistas sin obstáculos al campo.
La monumental, pero liviana estructura de la cubierta se asemeja a la lanza del tridente del equipo y se diferencia de la geometría predecible de la cubierta que tradicionalmente ha definido los estadios de béisbol en todo el mundo.
Indicativo del cielo, el diseño del techo es nítido, translúcido, luminoso y dinámico. La cubierta está destinada a convertirse en un símbolo icónico de la gran Ciudad de México.
Los volúmenes piramidales truncados soportan la cubierta, albergan las funciones de soporte y proporcionan terrazas al aire libre como alivio de las actividades que se realizan en el campo.
En contraste con la ligereza visual del techo, el nivel básico es ceremonial y se basa en muchos patrones culturales, diseñado con materiales locales del Valle de México e inspirado en su materialidad y geometría básica en formas prehispánicas, el diseño a nivel de plaza tiene referencias específicas a la cancha del antiguo juego de pelota mesoamericano y enfatiza la conexión entre el inframundo y el cielo.
El objetivo del edificio es minimizar consumos energéticos, y reducir los desechos, emisiones y agua a través de diversas estrategias sostenibles. Su diseño inclusivo hace accesible las instalaciones a las personas con capacidades diferentes.