Los LafargeHolcim Awards es una competencia internacional que busca proyectos y visiones en la construcción sostenible, independientemente de la escala. Se otorga un total de 2 millones de dólares en premio cada tres años. Los proyectos elegibles para concursar son: edificios y obras de ingeniería civil; paisaje, diseño urbano e infraestructura; y materiales, productos y tecnologías de la construcción.
Este año, el proyecto ganador de una medalla de oro fue el Parque Hídrico La Quebradora, un complejo pionero capaz de mitigar inundaciones, infiltrar agua al acuífero y captar agua pluvial para abastecimiento de la población.
Esta es la primera vez que un proyecto mexicano obtiene esta distinción, aunque el parque ya había triunfado en octubre pasado en la etapa a nivel regional en Latinoamérica.
Además de todas sus funciones hidráulicas, el parque provee un espacio público a la comunidad y promueve la movilidad no motorizada, ayudando a la conservación del medio ambiente, planeando su inauguración a lo largo de este año 2018.
El parque, ubicado en un predio que estaba abandonado en el cruce de Ermita y Avenida de las Minas en Iztapalapa, traerá un beneficio directo para 28 mil personas, pues se duplicará el espacio público al que tienen acceso, de 1.13 a 2.97 metros cuadrados por habitante.
La propuesta fue diseñada por un equipo multidisciplinario de especialistas mexicanos encabezados por los arquitectos e investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Loreta Castro Reguera y Manuel Perló Cohen.
El parque también ofrecerá servicios de esparcimiento, recreación, actividades deportivas, convivencia social y talleres.
El parque será un pulmón más para la CDMX al triplicarse la cantidad de árboles que existen actualmente en la zona, al mismo tiempo que se duplicará el espacio público que se planea beneficiará a más de 28,000 personas. Todo esto con una inversión de 250 millones de pesos.
El jurado independiente de los premios, presidido por el arquitecto chileno y ganador de un premio Pritzker 2016, Alejandro Aravena, manifestó que el sofisticado diseño del proyecto responde a un problema urgente en escala con impacto real. Además, se tomó en cuenta que la construcción ofrece grandes infraestructuras urbanas que sirven para múltiples propósitos y se transforman en espacios cívicos.