Hace casi dos décadas que los especialistas en tendencias empezaron a notar cómo ciertos conceptos relativos al lujo se modificaban. Así, el saber-hacer artesanal, los materiales naturales y con poco tratamiento y el énfasis en las experiencias se han vuelto parte del universo del lujo, dentro de un nuevo paradigma que también incluye el cuidado de los recursos, el respeto de los contextos naturales y sociales, y la revalorización de los procesos productivos.
Muchos de estos conceptos son visibles en el trabajo de Romero de la Mora, oficina de arquitectura e interiorismo que desde 1999 se ha enfocado en desarrollar proyectos que atiendan la funcionalidad, pero que toman en consideración el contexto natural e histórico de cada lugar.
La firma, dirigida por Rodrigo de la Mora, ha completado recientemente el proyecto Casa Camelia, una residencia de fin de semana en el estado de Hidalgo.
La programación arquitectónica de Casa Camelia se hizo bajo la idea de abrir la edificación hacia las cuatro coordenadas, proporcionando vistas hacia el campo de golf y las áreas verdes. Además, gracias a las terrazas privadas, jardines, dobles alturas y patios se logran grandes entradas de luz y mucha ventilación.
El empleo de la madera en esta casa tiene significados más allá de los estéticos. Utilizada para las dobles alturas y en los acabados, transmite calidez, y en conjunto con la piel del edificio (en la que destacan los ventanales) genera fluidez, difuminando las fronteras entre el interior y el exterior.
Además, la selección de este material es congruente con los objetivos de la oficina por inclinarse por el uso de recursos renovables: al elegir maderas sustentables de bajo mantenimiento por sobre los materiales altamente industrializados, Romero de la Mora se alía a una cultura más limpia que afecta en menor medida el entorno.
Casa Camelia utiliza paneles solares para generar electricidad y para calentar la alberca, tiene un sistema de reutilización de aguas jabonosas, de captación de lluvia, y un sistema de calefacción natural que funciona con una caja de piedra de río que se calienta con el sol.
Y es que la sustentabilidad es una premisa constante en la práctica de esta oficina, así como la comprensión del contexto y las coyunturas actuales.
Por ejemplo, Rodrigo Romero de la Mora nos cuenta acerca de la crisis sanitaria: «Nos ha obligado a cambiar nuestra forma de ver tanto la arquitectura como la vida misma». Una de las respuesta de su despacho ante las nuevas necesidades que planteó la pandemia es que ahora utilizan herramientas y plataformas que les ayudan a medir la luz y el aire para aportar a mejores experiencias del al mismo tiempo que son amables con el medio ambiente.
En cuanto al concepto del interiorismo, también de Romero de la Mora, este perceptiblemente se alínea con el nuevo arquetipo del lujo. Materiales naturales, cierta rusticidad (sin dejar de ser contemporáneo), texturas variadas y colores neutros crean atmósferas de disfrute y paz. Una selección curada de objetos hechos por artesanos de Oaxaca, Jalisco e Hidalgo, entre otras regiones, enriquecen el panorama interior, al mismo tiempo que promueven y reconocen el saber-hacer de los artesanos de México.