En esta ocasión toca recordar a uno de los grandes de la historia del arte y la arquitectura, el incomparable Anton Gaudí i Cornet. Nacido en Cataluña en 1852, desde joven aprendería las habilidades para captar la forma y el volumen en el taller de calderería con su padre.
En 1968 se trasladó a Barcelona para estudiar Arquitectura, interesado desde otros enfoques de la disciplina, se dedicó al estudio de la estética, la filosofía y la historia. Analizó a detalle las leyes geométricas y constructivas de la naturaleza, por lo que sus propuestas no eran la repetición de sus antecesores, era algo que nunca se había construido antes.
Durante sus estudios, trabajó con arquitectos e ingenieros como Joan Martorell, Josep Fonserè y Francisco del Villar. Gaudí dio a conocer su trabajo en la Gran Exposición Universal de Paris en 1878 con la realización de una vitrina, fue entonces que conocería a Eusebi Güell, con quien realizaría varios proyectos y se convertiría en su mecenas. Dentro de este periodo, que más adelante le aportó madurez y renombre, realizó el Palacio Güell y la Capilla de la Colonia Güell, entre otros.
La Casa Batlló, por ejemplo, fue una completa remodelación de la fachada en el corazón de la ciudad de Barcelona considerándola como una de sus obras más reconocidas alrededor del mundo. Uno de sus encargos más afamados, fue la Sagrada Familia, un encargo que le llevó gran parte de su vida y no concluyó ya que falleció en 1926, atropellado por un tranvía mientras se dirigía como cada noche hacia el recinto.