A través de una ligera rampa obscura, contenida por una techumbre de acero oxidado y un piso negro volcánico, se descubre una jacaranda bañada de luz al fondo del predio. Una hilada de bambú y helechos difumina los límites del terreno, y en él, un núcleo de concreto de 6×6 metros que nace en los cimientos y se eleva tres niveles.
El núcleo como la casa en sí; en él se ubican todas las instalaciones, las escaleras y las zonas más privadas de la casa. El resto de los espacios interiores son terrazas envueltas por vidrio que se desprenden y flotan a partir del núcleo.
Los creadores de este proyecto: Elías Kalach + Teddy Nanes de Taller Vertebral buscaron que los materiales utilizados en la arquitectura envejecieran a la par que el sauce llorón que descansa a un lado del espejo de agua.
En Casa Erasto, cada detalle fue diseñado. “Creemos en la importancia de la artesanía y del detalle. Una casa que comenzó como un boceto y terminó en un hogar. Todo lo que muestra y oculta fue dibujado, re-dibujado, y construido por nuestro taller”, dicen los arquitectos.