Texto por GLOCAL
El Museo Tamayo presenta la primera exposición a gran escala en México de Anri Sala. Bastará un recorrido por ésta para empaparse de la magia que vive en su obra, reconocida por la cultura contemporánea como una de las más influyentes gracias a la imagen en movimiento que incorpora la música, el sonido y la arquitectura en un mismo significado.
Para esta muestra, Sala definió los diferentes niveles arquitectónicos del recinto como si se tratara de la estructura de una canción para crear diversos ritmos. De ese modo se logró un diseño ideal de las salas que brinda una trayectoria natural y no determinada para los visitantes, quienes podrán sumergirse en las proyecciones, sonidos e imágenes de una forma asombrosa.
Además, es posible observar y sentir los intereses de Sala durante los diferentes momentos de su carrera artística que, a pesar de representar etapas no continuas, pueden pensarse como una sola obra definida por el espacio geográfico, político o musical de cada una de las composiciones.
En total son siete las piezas que incluye la exposición, cinco videoinstalaciones y dos instalaciones. Take Over (2017), donde se contraponen La Marsellesa -himno nacional francés- y La Internacional, la canción más famosa del movimiento obrero; Them Apples (2017), una serie de dibujos realizados a partir de fotografías a manzanas mordidas por 44 individuos que están dispuestos según la partitura del himno de Alemania es una alusipin a las controversias políticas migratorias; Bridges in the Doldrums (2016), que refiere a los interludios del pop, el jazz y el folk de diferentes épocas geográficas; Ravel Ravel (2013) y Unravel (2013), el Concierto para la mano izquierda de Maurice Ravel que evoca los estragos de la Primera Guerra Mundial al ser comisionado por un pianista que perdió la mano derecha en el frente austriaco; Le Clash (2011) y Tlatelolco Clash (2011), que retoman Should I Stay or Should I Go de la banda The Clash, representante del movimiento punk.
