Por GLOCAL
Uno de los grandes retos de la arquitectura contemporánea es adaptarse al entorno y complementarse con la naturaleza; el claro ejemplo de ello, es la Casa Irekua Anatami. Su nombre surge de los términos de origen purépecha que significa ‘Casa familiar bajo los árboles’. Rodeado de una gran variedad de vegetación como oyameles, pinos y encinos, es una propuesta que armoniza con la naturaleza. El programa arquitectónico se adaptó a la topografía cuya plataforma se desplaza sobre un remanso en medio del monte bajo determinadas condiciones ambientales y ubicación, por lo que se propuso un diseño de cinco fachadas con base a su orientación. La fachada sur oriente dominada por la madera, espacios públicos y privados mientras que la fachada sur poniente, está cubierta de vidrio para aclimatar el hogar con la luz del sol. La fachada norte remata con una alberca y una terraza principal con dirección al Valle de Bravo. Y para finalizar, una quinta y gran fachada verde que no podría faltar en la residencia.
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Edición 84 | Patricia Urquiola

