A orillas del lago St. François, en Quebec, se ubica una casa unifamiliar totalmente restaurada y adaptada para una familia en crecimiento a quienes la propiedad ya les quedaba pequeña.Para lograr la restauración de su vivienda, el estudio canadiense Bourgeois / Lechasseur architects fue el encargado de diseñar el nuevo aspecto de la casa, los dos aspectos principales a tomar en cuenta era la conservación del entorno natural y mantener la planta baja de la casa abierta y orientada hacia el lago.
Esta apertura fue a petición de los clientes, quienes disfrutan de las actividades acuáticas que les ofrece el entorno, pero al mismo tiempo deseaban una casa acogedora que respetara el medio ambiente y se abriera al gran lago. Por años han habitado la casa pero nunca había sido remodelada. Con estos antecendentes, el estudio canadiense se puso manos a la obra y realizó diversas intervenciones para lograr una casa bella, funcional y que disfrutara todo el tiempo de la cercanía con la naturaleza.
Las dos fachadas contrapuestas crean una fuerte dualidad en el diseño de esta construcción contemporánea que se define por su estructura de madera, donde las vigas vistas del interior se prolongan en el exterior. Fuera de la casa y en la parte superior, fueron construidas una terraza con spa y unas amplias y escenográficas escaleras que descienden hacia el lago.
La edificación por si misma se integra de forma natural al terreno y desde el camino de acceso, los transeúntes pueden ver el nivel superior y el garage. En verano, el alero del tejado protege del sobrecalentamiento la fachada de vidrio orientada al sur. Al llegar a la entrada, se atraviesa un vestíbulo y se ingresa a una habitación con las paredes de cristal del piso al techo de la cocina abierta, la sala y el comedor que brindan vistas panorámicas espectaculares.
Los propietarios dan la bienvenida a sus amigos y familiares alrededor de la gran isla en forma de U de la cocina en un ambiente amigable, donde los espacios fluyen de uno a otro. Una escalera dinámica y ligera conecta los tres niveles, acompañada por la pared de madera de cedro rojo.
Más adelante, un tramo de escaleras de metal y cristal conduce hacia arriba a las habitaciones de los tres niños, un estudio, un gimnasio en casa y un dormitorio de invitados en el nivel más bajo, las cuales son accesibles a través de un pasillo. La habitación principal, esta alejada de las zonas principales buscando privacidad, y ofrece vistas tranquilas del bosque exterior.
En la planta del jardín, se encuentra el corazón de la vivienda, donde una piscina techada se convierte en uno de los rincones más recurrentes para sus habitantes. El espacio está hecho de paredes de hormigón y la luz naturales protagonista durante la convivencia familiar.
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Edición 83 | Mujer & Forma
