Ubicado en una zona boscosa de Mineral del Monte, Hidalgo el proyecto ‘Casa Oruç esta completamente rodeado por montañas, acantilados y formaciones rocosas. El terreno, aunque no es un acantilado, tiene una pendiente tan pronunciada que ciertamente lo parece. Rodeado de árboles y neblina, el proyecto debía dialogar con la naturaleza, como una premisa.
El proyecto presentaba varias características que lo volvían muy interesante. Por parte de los clientes, las peticiones fueron puntuales: que el terreno tuviera un acceso por su punto más alto (al este) y por su punto más bajo (al sur) y que el resto estuviera sitiado por el bosque. Que al norte, gracias a la erosión provocada por el agua que baja por la pendiente, existiera un espacio con menos vegetación que funcionara para desplazarse; así como que la lluvia estuviera siempre tan presente como el sol y que para encontrar un buen rayo de luz tuvieras que escalar la mitad de un árbol.



La casa fue pensada desde el inicio como un lugar de reunión, un lugar en el que pudieran estar muchas personas en distintos espacios, y mezclarse entre ellos para después, dentro de la misma casa poder adentrarte en el bosque.
Casa Oruç cuenta una historia a través de su recorrido. A la entrada, hay que partir del punto más alto del terreno, desde donde la casa se esconde entre los pinos. Al cruzar un puente llegas a una torre que abraza a la sala en su interior mientras las escaleras la rodean. Lo materiales van cambiando con el recorrido, a veces concreto aparente negro, y a veces block de cemento estriado. Al dejar atrás las primeras escaleras, se atraviesa un marco exterior que se convierte en un recordatorio de que, aunque no has entrado en la casa, ya estás en ella. El siguiente pasillo deja ver una losa de concreto a dos aguas invertida que flota entre los árboles y, si continúas bajando, una ventana te enseña una pequeña parte de la sala. Al final de la última vuelta encuentras la puerta de acceso. Esto ya pinta como el inicio de una aventura que continúa hacia las habitaciones y la terraza que, sin lugar a duda, es uno de los puntos focales del proyecto con sus 35 metros cuadrados de área.



El proyecto fue diseñado sin dejar de lado conceptos de sustentabilidad necesarios para cualquier edificio que se construya en medio de un bosque. El techo a dos aguas, por ejemplo, arrastra el agua hacia una gran cisterna que filtra y alimentos los flujos de agua al interior de la casa. La ventilación e iluminación naturales fueron también una necesidad durante el proceso de diseño y concepción del proyecto.
El nombre, Oruç, hace alusión al tercer habitante de la casa: un perro.
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