Providencia es un penthouse de tres niveles ubicado en la colonia Del Valle, una zona emblemática del sur de la Ciudad de México conocida por su amplia variedad de desarrollos verticales multifamiliares. El proyecto es una remodelación integral de los interiores de un departamento, realizada reestructurando individualmente cada uno de los espacios y los elementos dentro de ellos. El diseño partió de un estudio del concepto de inducción para generar un diálogo general. En concreto, el objetivo era articular e imprimir una personalidad única a cada espacio sin perder la cohesión general del diseño a través de ecos cromáticos, materiales y mobiliario.

El diseño interior del apartamento cobra importante protagonismo, ya que la diversidad de arquitecturas que conviven en la zona exige una fuerte presencia de espacios interiores para destacar en este vasto universo inmobiliario. Los clientes del proyecto trabajan en industrias creativas. Para ellos era fundamental que el diseño reflejara la personalidad creativa y diversa de la familia. Cada espacio tenía que sentirse único y lleno de carácter para mejorar su disfrute. El proyecto propuso una paleta de colores y materiales caracterizados por su contraste térmico, utilizando maderas, textiles y metales. Providencia es un ejemplo de cómo los espacios interiores pueden ser un referente en la habitabilidad de los espacios y una pieza clave en el diálogo entre el proyecto, el usuario y su entorno.
El apartamento se distribuye en tres niveles: las áreas públicas están en el primer nivel, los espacios privados en el segundo y un taller desarrollado en el tercer nivel sirve como espacio principal y punto de reunión central para toda la familia.

El primer nivel fue diseñado con la mayor apertura posible para crear una sensación de amplitud y fluidez. Cada espacio tiene una personalidad única y se articula con los demás a través de una articulación cromática, matérica y textural. La renovación comenzó en la entrada derribando un panel de yeso que redujo significativamente el ancho del espacio, que cubría la tubería de agua de lluvia ubicada detrás de él. Para ampliarlo, se crearon muebles a medida para ocultar solo estos conductos y ganar 50 cm para colocar un asiento en el centro, agregar estantes y otros espacios de almacenamiento secundarios. El diseño contemporáneo de esto creó un diálogo cromático con la alfombra de mosaico blanco y negro. De esta manera, se amplió el espacio de entrada para crear un lobby más acogedor, estético y funcional.

La cocina se amplió derribando una pared divisoria adyacente y se inspiró en las cocinas rústicas francesas para crear una atmósfera que fomentara su uso. El área de lavado contigua se transformó en un pequeño desayunador con un banco en forma de L y una mesa pequeña. El diseño mantuvo una paleta cromática de contrastes neutros y fríos con detalles cálidos. El blanco dominó en gabinetes, puertas y paredes de desayunadores con su mosaico de azulejos blancos en forma de espiga dispuesto a 45°; los grises y azules se encuentran en el mosaico del piso y las encimeras; Los tonos cálidos crean acentos específicos en el techo enchapado de madera y los taburetes de cuero.

La escalera fue otro elemento clave en la reforma. Se agregó un mueble funcional integrado a la barandilla que además de estético brindó mayor soporte y privacidad a las circulaciones hacia las áreas privadas. En los peldaños se utilizaron maderas macizas de nogal y revestimientos de chapa natural del mismo tipo de madera en conjunto con la estructura de acero color latón para darle mayor calidez a este elemento, creando un cuerpo escultórico y funcional.

Siguiendo este espacio, en conexión con el nivel superior, un pequeño descanso sobre las escaleras sirvió como vestíbulo y sección contemplativa al arte expuesto en el muro de doble altura. Los clientes son ávidos coleccionistas de arte, y era importante rendir homenaje a sus piezas más significativas para crear una presencia que combinara arte con diseño para generar una propuesta estética más compleja.

En el último nivel, donde antes había una habitación de visitas con baño completo y una pequeña terraza, se diseñó el espacio taller. La transformación implicó abrir totalmente la zona eliminando los muros interiores y la cubierta al exterior. Además, se niveló y estandarizó el piso para que todos los elementos trabajaran en armonía. El desafío del proyecto era lograr una mayor apertura al exterior, por lo que se instalaron ventanas de media altura y un techo de vidrio, creando una doble altura completa. Esta estructura se cubrió con techos de madera y aislantes naturales y sintéticos para evitar los aumentos térmicos del efecto invernadero producidos por estos cambios.
El taller cuenta con pequeñas áreas de reunión y creación necesarias para estimular la creatividad. Los materiales utilizados en este espacio fueron utilizados en bruto, siguiendo una inspiración industrial que se adaptaba a estas posibilidades. La disposición y elección del mobiliario se realizó con el objetivo de ofrecer el mayor número de actividades posibles, creando así un espacio dinámico y diverso en su interacción con el usuario. Gracias a esta libertad de movilidad, circulación y reunión, el taller se convierte en el verdadero núcleo de convivencia de todo el proyecto.
Providencia es una transformación interior integral que se destacó por su enfoque conceptual a través de cambios inductivos en cada uno de los espacios. El proyecto demostró que es posible articular un sólido discurso de diseño general ecléctico a partir de los elementos individuales más sutiles. Todos trabajan en conjunto a través de acabados, materiales, muebles y paletas cromáticas. De esta manera, en una zona donde el exacerbado desarrollo inmobiliario requiere una importante exploración en el diseño de interiores para generar una habitabilidad que refleje y traduzca las necesidades del cliente, el proyecto es un ejemplo de creatividad, atención al detalle y diálogo.

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Edición 73 | «El interior que nos construye» | Pedre


