Conocido por su pasión hacia los textiles, el diseñador mexicano José María Balmaceda presenta dos colecciones que involucran metáforas y misticismo.
Por un lado, Meteorito habla sobre enfrentar la oscuridad, encontrar en ella la luz y abrazarla, ello teniendo como base colores fríos como el gris en diferentes intensidades, del que surgen patrones en colores que van de suaves a intensos.

La idea de color y patrones sobre las piezas que conforman la colección surge de lo que se observa cuando la luz se refleja sobre diversos materiales y elementos: la cantera, el concreto, la grava e incluso el agua, que distorsiona naturalmente sus formas y sus colores.


Esta colección es una metáfora sobre el trayecto de un meteorito, durante el que atraviesa el espacio, obscuro, denso, caliente y silencioso; mientras en su superficie magnética se reflejan estrellas, nebulosas y constelaciones que crean un sinfín de texturas, para finalmente impactarse en la tierra.


Por otro lado, la colección Teotihuacán busca crear un puente cultural y un diálogo entre culturas mágicas y místicas: la teotihuacana y la hindú, en honor a que las piezas textiles Balmaceda son producidas en India y Nepal.

De México, el país origen de la firma, se plasmaron tejidos planos clásicos elaborados en telares de pedal en el estado de Oaxaca y la geometría orgánica observada en el movimiento artístico y pictórico ‘Geometrismo Mexicano’. Asimismo, los trazos de esta colección son una abstracción de las formas y edificaciones de las pirámides de Teotihuacán.


De la India, su país aliado, se emplearon texturas voluminosas caracterizadas por nudos hechos a mano que colaboran para obtener una alusión a la piel de la serpiente emplumada, Quetzalcóatl.


Los colores elegidos representan una mezcla conformada por ambas culturas: rojos, naranjas y dorados para identificar el contacto con las deidades, y azules y rosas que dan lugar a la solemnidad y la realeza de ambas.

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