Texto por GLOCAL
Ubicado en la planta superior del edificio Zegna en via Montenapoleone –una de las calles más elegantes en la ciudad de Milán–, el Atelier es un espacio que gira en torno a una idea de elegancia íntima con un toque eminentemente milanés. Los signos icónicos del estilo impecable y atemporal de la década de los cincuenta definen el espacio, salpicado de homenajes a los arquitectos que han conformado la identidad de la ciudad moderna, como Giò Ponti, Alberto Portaluppi y Luigi Caccia Dominioni.
Bespoke es un servicio y como tal requiere un ritual preciso. El Atelier materializa ese ritual en el espacio. La experiencia comienza en la misma puerta de la calle, donde un valet da la bienvenida al cliente, acompañándolo al elevador, y de allí al taller en la planta superior de este palazzo de encanto discreto. El espacio se extiende sobre 107 metros cuadrados, y está amueblado con objetos vintage y nuevos, así como piezas que se refieren a la historia propia de Zegna. Un largo pasillo, amueblado con una consola de Pietro Russo, lleva a la sala de espera, amueblada con sillones de Ignazio Gardella, una alfombra inspirada en Giò Ponti y una pantalla pintada procedente de Trivero.
Dos puertas corredizas de madera y metal, con una decoración geométrica que es un homenaje evidente a Villa Necchi, conducen a la sala principal, donde el maestro sastre y el cliente se reúnen, discuten e interactúan. La sala está dominada por una gran mesa de madera de Ignazio Gardella con sillas aerodinámicas diseñadas por Ico Parisi y por un armario de metal de Massimiliano Locatelli, una pieza contemporánea que crea una fricción con sus superficies de metal sin pulir. La alfombra de seda refuerza el encanto modernista del ambiente, que continúa en el probador, con las lámparas Fontana Arte y puf de cuero, y en el exterior, eclécticamente decorado con sillas de Harry Bertoia, mesa de Nespoli y Novara, y una amplia variedad de plantas que florece en diferentes épocas del año.
La sala de sastrería, ubicada detrás de una puerta cerrada y da forma a un espacio completamente autónomo, amueblado con piezas vintage procedentes de Trivero, máquinas de coser Necchi, lámparas Joe Colombo y sillas Levaggi.
En la idea de combinar un ambiente de hogar y el mejor servicio, se da gran importancia al baño, en elegante ónix persa y mármol de Portoro: un lugar tan acogedor y sutilmente precioso como todo el Atelier.