Por Greta Arcila
Elizabeth Leriche es Directora Artística de su propia agencia y actualmente está a cargo de la coordinación de las escenografías, la selección de textiles y el mobiliario en Maison&Objet, además es evaluadora de las tendencias en esta feria de diseño, que tuvo lugar en París el pasado enero. A propósito de nuestra vista Maison&Objet 2017, platicamos con la diseñadora francesa.
¿Cómo iniciaste tu carrera?
En principio me dediqué a la creación de textiles. Soy egresada de la Ecole du Louvre y tras una breve etapa de instrucción con el decorador Agnès Comar, pronto me llamaron a colaborar con la Agence Nelly Rodi. Cuando terminé mi trabajo ahí, formé mi propia agencia e inicié relaciones con muchas firmas como 3 Suisses, Roche Bobois, Asiatides, Le Printemps y the Bijorhca salón.
¿Cómo es tu relación con Maison&Objet?
Tengo mucha libertad para imaginar. Este año se presentó una idea muy rica en posibilidades: capturar la naturaleza del silencio y no tanto como un mero estilo, sino con una visión social y de comportamiento. En nuestras sociedades actuales, estamos demasiado conectados, existen muchas fuentes de información y exceso de ruido. Esto genera desgaste y presión en las personas; así fue que nos imaginamos que sería necesario hacer una pausa, tener la oportunidad de generar una introspección. Así creamos la posibilidad de imaginar el silencio como punto de partida. Lo primero para mí fue crear una escenografía con materiales a prueba de sonido como el fieltro, dado que los textiles absorben el ruido. Muchas personas tienen este problema en sus departamentos y es posible solucionarlo con el uso de alfombras, tapetes, cortinas y plafones de gasa. Esto es fundamental, incluso en áreas pequeñas, puesto que es necesario tener un momento de intimidad y relajación. El silencio es algo importante para mí.
Frente a la oportunidad de retraernos ante tantos hechos frenéticos y ritmo acelerado de la vida cotidiana. ¿Cómo percibes el estado del mundo actual?
Hay demasiado consumismo y producción, lo cual tiene una lectura complicada porque estamos en una feria donde muchas de las propuestas se basan precisamente en producir y ofrecer productos para su consumo. Sin embargo, para mí es importante imaginar otro tipo de soluciones y que éstas contengan cierto grado de humor. A escala mundial, el humor es un elemento que hace falta para generar espacios de confort. En Francia, por ejemplo, muchas personas quieren un momento de meditación y la práctica del yoga se ha vuelto común, igual que en el resto del mundo. En este sentido, es de suma importancia que nos demos tiempo para la reflexión porque la tecnología nos está esclavizando. Comenzamos a depender demasiado de nuestra vida social en Internet y nos alejamos de estos momentos de introspección porque vivimos conectados.
¿Cuál es el proceso de selección de las piezas que participan en la muestra?
Para mí es difícil porque la idea comienza de modo muy simple y minimalista; de hecho, el espíritu japonés en términos de estilo funciona muy bien para mí: “Menos es mejor”. A partir de ahí, comienzo a imaginar un objeto bajo una visión de largo alcance, de alguna manera simbólica, pero que crea todo un paisaje imaginario para que se desarrolle la creatividad. A partir de ahí coloco un objeto y una foto de este paisaje imaginario para que se vaya concretando la selección. Además viajo mucho y en cada uno de mis viajes, traigo conmigo muchos objetos que pongo en una caja. Saco algunos y así es cómo los adapto a los espacios que voy creando.
Tu proceso creativo requiere serenidad y tomar tiempo. A partir de esta premisa, ¿cómo que te has sentido trabajando para el sector de la moda?
Se trata de un proceso diferente. La moda siempre va hacia adelante y el ritmo es frenético. Pero al mismo tiempo es muy satisfactorio porque en este campo, las personas quieren explorar la creatividad y eso lo vuelve muy gracioso… al menos para mí. Mi colección es muy extravagante, llena de pliegues, colores y con diseños poco tradicionales. Para mí es muy importante que el objeto que estoy creando transmita emoción, en lugar de que se reproduzca una y otra vez sin sentido. Noto que existe un problema parecido con el espacio habitable, cada día son más pequeños y pareciera que en un intento por contrarrestar esto, los espacios se saturan de objetos. No obstante, prefiero que sean buenos objetos aunque sean pocos.
¿Cuánto tiempo te lleva idear una exhibición desde el concepto hasta el proceso de montaje?
Tres meses. Desde que proponemos el tema al comité de Maison&Objet y lo aprueban, comenzamos con la investigación. Leo muchos libros de filósofos o sociólogos para tener ideas concretas. De esta manera puedo proponer una pieza en blanco y un espacio en negro; una especie de alusión a la historia del silencio. El blanco representa un mundo lleno de sonidos, en tanto que el negro hace referencia al silencio, a lo íntimo, es simbólico y tiene que ver con la noche. Después comienzo con las decisiones acerca de lo que se integrará a la exhibición y no es sencillo porque encontrar la liga entre una palabra y lo que estará en la muestra, requiere imaginar cuál es la respuesta que quiero de los visitantes, qué es lo que me gustaría que pensaran. Mi interés principal es generar una emoción en el observador. Yo trabajo con reacciones emocionales y ahí está mi propósito principal como creadora.
En 1995 surgió Maison&Objet en París. A casi veinte años de aquella primera edición, hoy se ha convertido en uno de los escaparates del diseño contemporáneo más importantes del mundo. La feria de este año fue todo un éxito y de acuerdo con su directora creativa, Elizabeth Leriche, el equipo afina los detalles para el concepto de Maison&Objet 2018. Conoce más del trabajo de esta gran artista en la versión impresa de GLOCAL (febrero-marzo 2017).