Hace más de 400 años, el jardín de Magda —espacio gastronómico creado por el diseñador Ricardo Casas y el chef Mario Espinosa— formaba parte de la huerta de árboles frutales y olivos del Convento del Carmen, una construcción del siglo xvii que conserva sus techos de doble altura y muros de ladrillo en la colonia San Ángel de la Ciudad de México. El motivo principal de su prosperidad y belleza era la irrigación del Río de la Magdalena.
Esta anécdota viene a colación porque, inspirados en esa historia, es que la mancuerna entre Ricardo y Mario retomaron el agua como el punto de partida para desarrollar una propuesta gastronómica envuelta por arquitectura, arte, diseño y mucho color. «Y es que para mí —dice Casas—, el objetivo del color es construir y transmitir experiencias: entrar a un espacio y que éste te comparta cómo los vas a recordar, a vivir, a transformar y a gozar a través de muchos factores como los objetos, el mobiliario, la composición en sí misma del lugar y, por supuesto, el uso del color».
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Edición 73 | «El interior que nos construye» | Pedre


