Por Martha Lydia Anaya
En las tardes, cuando los rayos del sol han caído y ya no son tan intensos, Germán suele sentarse en el sofá Ploum –un diseño de los hermanos Bouroullec, creado para la casa de muebles Ligne Roset–, el cual acapara el centro del escenario en su sala de estar.
Imaginamos que ahí, nuestro colega y amigo, editor de la sección Macrotendencias en Glocal y reconocido arquitecto, Germán Velasco, se deja abrazar por sus pensamientos y se da tiempo para disfrutar de su espacio, de la vida y de su traviesa perrita Kukka.
“Siempre es algo complicado cuando ‘haces’ la casa de los demás y luego tienes que armar la tuya. Ahora y por varias circunstancias en las que me ha tocado reinventarme, esta es la tercera vez que hago mi casa y no quiero que se vea igual. Conservo piezas a las que les tengo mucho cariño, pero que en este nuevo espacio me gustaría colocarlas de una manera diferente. ¿Cómo describiría un espacio que es mío? Solo como un lugar que imprime muy bien las experiencias de mis viajes, de las piezas que he visto en ese sinfín de andanzas por el mundo y de cómo he querido juntar cada uno de esos detalles para lograr que combinen”.
Acaso hay un estilo, un patrón, una moda que seguir –le preguntamos a Germán–, y sin exageraciones él nos dice que, a su parecer, no tiene un estilo definido. “Siempre he dicho que me gusta más irme hacia lo atemporal, con una cierta inclinación a las piezas de ciertos diseñadores que admiro”. Y ya que toca el tema, no podemos esconder la mirada deuno de los clásicos del diseño industrial: la mesa Tulip de Eero Saarinen, una pieza de los años 50’s, que resalta en su comedor.
“Curiosamente tengo varias piezas de la colección Tulip, que en su época se veían como propuestas futuristas e innovadoras. En un mismo espacio conviven la mesa del comedor y, en otro extremo, están las mesitas de centro. Al principio dude un poco en ponerlas juntas, pero finalmente veo que simpatizan bien y eso me gusta”, platica Germán.
“De mis piezas favoritas –agrega en su charla– está el dragón que cuelga en una de las paredes de la sala. Originalmente esa pieza eran dos jarras que juntas armaban un solo jarrón y que conseguí en un mercado de pulgas, lo que hice fue ponerle una caja museográfica y darle su lugar especial dentro de la casa por el trabajo artístico que representa. Otra de mis piezas predilectas son ‘las caritas’ de los años 40’s que están en una repisa a un costado de la cocina. Pienso que son algo que en una época todo mundo tenía”.
Germán opina que, a veces, es un poco complicado armar un espacio de dimensiones pequeñas. Sin embargo, lo importante es que el mobiliario y los accesorios estén bien seleccionados para que se integren con los demás ambientes de la casa y exista la combinación perfecta.
Los colores, por ejemplo, son el gran detalle que se adueña del espacio de Germán, los cuales se hacen presentes en rincones particulares de su casa con accesorios únicos, como un tapete en tonos azules que está hecho con trozos de alfombra y que luce espléndido en su sala, su refrigerador Smeg con el diseño de la bandera inglesa que aviva su cocina o el mueble de tlapalería en amarillo con un poco de naranja que funciona perfecto en su comedor. “Soy muy inquieto y, por eso, tiendo mucho a andar cambiando cosas de su lugar. Al final del día, solo me gusta traerme la computadora y trabajar un rato en el comedor o sentarme a disfrutar de la tarde en la comodidad de un maravilloso sillón”, concluye el arquitecto.
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