El terreno está ubicado en el barrio colonial de San Ángel. José Lombana Arquitectos diseñó esta casa de 850 m² de construcción para una familia de 6 personas, que gusta de recibir amigos y reuniones en general, basando el programa en estos requerimientos.
La petición fue respetar la estructura de una casa de mediados del siglo pasado que representó un reto para integrar, no solo las necesidades del cliente y su familia, sino que también, reforzar y reestructurar los espacios añadiendo nuevos volúmenes y adaptando las preexistencias a un estilo de vida totalmente diferentes.
El terreno cuenta con un desnivel natural de 3 metros de altura entre el nivel de banqueta y el nivel del jardín, el cual forma un escalonamiento de los volúmenes de la vivienda.
Un patio que te recibe de manera amable con vegetación, nos ayuda a separar el volumen principal de la casa del de acceso para evitar humedades, pero sobre todo, aprovechar la luz natural del poniente para iluminar los distintos espacios de la casa y generar ventilaciones cruzadas con el jardín ubicado al oriente.
Las recámaras y zonas públicas se ubican al frente del jardín, en el volumen princpial después de este patio central, enmarcando las vistas a los árboles existentes de más de cien años de antigüedad que le dan gran valor al paisaje, logrando un nivel de aislamiento completo de la calle.
La sala y comedor cuentan con una doble altura jerarquizando el espacio y protegiendolo del exceso de luz del este, gracias a unos parasoles hechos de herrería que controlan y dan juegos de luz interesantes al interior.
La celosía en general varía dependiendo la zona de la casa donde se encuentre, utilizando madera para lograr vanos más estrechos controlando la luz para dar sensación de mayor privacidad en esapcios íntimos, y aprovechando la herrería con aberturas más grandes para dejar pasar la mayor cantidad de luz natural en espacios públicos.
Una chimenea divide la sala comedor de una estancia, donde se buscó dar mayor calidez al espacio, apoyado de un mobiliario preexistente, menos complejo y más familiar, que usa texturas sencillas e informales para recibir invitados.
También el uso de materiales, tales como la madera de roble, ayudan a dar ese efecto hogareño al recubrir el espacio del corredor, con vetas en el techo inferior señalando el sentido de circulación y de manera vertical las que recubren la pared del mismo, diferenciando el corredor de la sala a doble altura.
La terraza cuenta con canceles corredizos que se ocultan totalmente para lograr integrar este espacio con el jardín y al mismo tiempo poderlo cerrar cuando el clima lo requiera.
Buscamos integrar materiales naturales y honestos como los muros de pasta, el deck de cumarú, los pisos de mármol caffe latte púlido mate y la madera de roble para generar una paleta elegante, sobria y atemporal.
En planta alta, una distribución en herradura, nos ayuda a ubicar las recámaras con las mejores vistas del jardín y sus centenarios árboles. La pasta en tonos hueso, las carpinterías en roble y una iluminación suave, nos ayuda a generar ambientes serenos.