Villa K está inspirada y busca implementar los elementos de una villa toscana tradicional por lo que la materialidad, la forma, las aperturas y los espacios son un elemento clave que reinterpreta la antigüedad y los orígenes de las casas de campo.
La materialidad del proyecto se definió desde los primeros trazos, con el objetivo de crear un diálogo armónico con el sitio como por ejemplo la piedra labrada,el uso de la madera y el mármol. Las columnas de madera que soportan la armadura de la cubierta son un elemento muy importante característico de la casa,ya que forma un claro que permite tener un espacio amplio en la planta alta y genera la entrada de luz natural en la fachada sur para lograr una buena temperatura e iluminación en el interior.
Al igual que las villas tradicionales el diseño se basa en un eje principal y se inspira en la proporción muro/vano que distribuye por sí mismo cada habitación y define no sólo la forma sino la función de los espacios que, además, permiten sentir una atmósfera cálida conectada en un entorno boscoso y que respeta la vegetación del lugar.
Villa K se divide en dos niveles como interpretación del estilo de vida de los propietarios, dando respuesta a la diferenciación de los espacios para lograr una sensación de privacidad.
El primer nivel se divide en tres espacios públicos delimitados por muros de carga que dan prioridad a los pasillos de circulación lineal que generan un remate visual al exterior,enmarcando las vistas al bosque que rodea la casa. En el segundo nivel toda la armadura de la cubierta es aparente y genera también un pasillo lateral lleno de luz y sombra que lleva al usuario a las recámaras y al family.
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Edición 73 | «El interior que nos construye» | Pedre


