26 marzo 2020
Tres erres, tres diseñadores
La cultura humana transforma su entorno, para bien o para mal. La cuarta edición impresa de Glocal retoma el tema del desequilibrio ecológico mundial y lo enlaza con el impacto del diseño sustentable en América Latina.
La cultura humana transforma constantemente su entorno, para bien y para mal. A fines del siglo XVIII comenzó lo que hoy ha resultado en un desequilibrio ecológico mundial producido por el consumismo voraz. En los ochenta se hace conciencia sobre la necesidad de frenar el deterioro y —casi a la par— surge el diseño sustentable. América Latina, históricamente familiarizada con la reutilización de materiales, ofrece destacados ejemplos de esta actividad: tres diseñadores latinoamericanos que hacen de las “3 R’s” (reducir, reutilizar y reciclar) su inspiración para el diseño sustentable: Rodrigo Alonso, de Chile; Alejandro Sarmiento, de Argentina y Paco Cervilla, de Costa Rica. Sus propuestas integran diseño sustentable, el concepto de trascendencia del objeto confrontado con la idea de reciclaje, y el buen negocio.
RODRIGO ALONSO
Diseñador gráfico, docente universitario y conferencista, ha elaborado la imagen de marcas como Renault, Warner Bros. y Sony, entre otras. Fundó Müsuc, su estudio de diseño y “laboratorio de ideas felices”. Premiado en ferias internacionales de diseño, sus creaciones han aparecido en programas estadounidenses de TV. Vende en más de 25 países y ha ganado numerosos premios a nivel mundial.
No se considera merecedor del título de diseñador sustentable: dice estar “en pañales”. Ve al proceso de diseño como “una obra totalmente sustentable en cada aspecto”. La filosofía de su trabajo: “Hacer mucho con poco; menos recursos, menos energía y menos dinero en la producción de una idea”. Su técnica es la observación profunda del comportamiento humano y su entorno. El resultado siempre será consecuencia de esta observación, y no “de una moda temporal”.
De la trascendencia en el reciclaje opina: “Es primordial”. Si no se considera este aspecto, entonces se busca que lo creado desaparezca con el mínimo impacto, y habla del plástico, del que es posible obtener grandes cantidades al trabajar en conjunto con las empresas productoras y con algunos objetos que llegaron al fin de su vida útil, como su línea de mobiliario urbano 100% y su nueva colección de muebles llamada Los Vilos, hecha en plástico posconsumo triturado y rotomoldeado; si se deterioran o no se les requiere más, se retiran y retrituran para reusar. Cuando no tienen el control del uso y el fin de la pieza, prefieren no fabricarla o descontinuarla, como pasó con sus tazas Tawu de policarbonato, las luminarias Modulair y, aunque con concepto sustentable, las Blightster.
Cree que el diseño sustentable es un buen negocio que va en aumento. “Lo importante es entender y hacer entender que esto no es una moda ni un buen marketing; es un cambio de foco respecto al método de trabajo, es para siempre”.
ALEJANDRO SARMIENTO
Diseñador industrial, investigador y docente a nivel universitario. Ha incursionado
en la creación de escenografías e imagen corporativa de empresas a nivel internacional. Se interesa en los materiales de reciclaje y en el desarrollo de objetos de tecnologías simples.
Comenta que su diseño “se vuelve sustentable por la naturaleza de los proyectos”, y no que tenga en sí una propuesta específica para ello. Usa la basura como materia prima potencial, gratuita y al alcance; produce con la ayuda de personas desempleadas y talleres de producción en cárceles pues su fuente es “la energía humana”.
“El pensar en la trascendencia del objeto forma parte del ego de muchos diseñadores; no pienso trascender a través del objeto. En todo caso, con mis diseños trato de poner en evidencia cosas de nuestra cultura; encontrar un modo expresivo y al mismo tiempo utilitario”.
Del tema de si es buen negocio piensa: “Cada vez la gente se acerca más a los productos sustentables, antes había prejuicio y en todo caso, depende del grado de resignificación y el modo en que se evidencia el estado anterior de la materia. De estos últimos factores depende que sea un buen negocio o no”.
PACO CERVILLA
Diseñador industrial, artista y consultor. Ha expuesto en su país y en el extranjero. Es parte del equipo editorial de la revista de arquitectura Su Casa. Fundó el estudio Pupila, con el que organizó el Primer Festival Internacional de Diseño 2011 en Costa Rica.
Su propuesta de diseño sustentable nace “de la necesidad de transformar el desecho en algo útil, como catarsis; satisfacía mi curiosidad por encontrar respuesta a mis preguntas técnicas, funcionales y estéticas”. Desde que diseña para clientes, su conciencia ambiental trata de “cambiar la mentalidad brutal y abusiva que en general han tenido las empresas, principales culpables de generar necesidades inútiles a la sociedad”. Hoy vive una etapa más social y formativa: organiza charlas sobre la importancia de cuidar el planeta y da conferencias especializadas en diseño multidisciplinario. A su propuesta, en concreto, la llama “diseño responsable”.
De la contraposición entre lo trascendente y lo reciclable comenta: “mi interés no es tanto reciclar pues implica un proceso industrial que en general, consume más energía que la primera vez que se creó el objeto. Lo importante es reutilizar, dar una segunda oportunidad a algo que ya está estigmatizado; es un proceso industrial con función social: la resemantización. La trascendencia del objeto es secundaria. Creatividad y diseño son herramientas indispensables de solución a un problema que nosotros mismos creamos”.
De si es un buen negocio explica: “La palabra sustentable desaparecerá en un futuro no muy lejano; no podemos hablar de diseño no sostenible, es como hablar de mal sexo; el diseño en sí mismo es un negocio, que se haga responsablemente depende de cada diseñador. Cuando empecé fue muy difícil: el consumo de diseño en Centroamérica era casi nulo. Las cosas cambiaron, la gente está más abierta; la tendencia hacia lo ‘eco’ es cada vez más fuerte, así que soy bastante optimista de que las cosas van a evolucionar bien”.