En la Ciudad de México el mapa visual, más allá de la arquitectura, se construye del espacio que ha sido tomado por sus habitantes: largas filas de tendederos que adornan las azoteas, las lonas que colorean el tianguis kilométrico, las montañas de grava y arena para construcción sobre la vía pública, y la enorme cantidad de cubetas y recipientes formados a lo largo de las calles para mantener libres las entradas.
Este paisaje citadino inunda y se queda en el recuerdo de la infancia: un escenario donde comenzamos a reconocer el mundo que nos rodea a través del juego. Esta experiencia fue inspiración para Tezontle Ludens, un pabellón presentado en Mextrópoli 2019 por SUMA Estudio, un joven despacho de arquitectura liderado por Roberto Aguilar, Diego García, Fernando Franco, Diego Aguilar y Jalil Miguel con sede en la Ciudad de México.
“Tezontle Ludens buscó generar enlaces honestos a través del ejercicio lúdico e inocente de nuestra experiencia humana.”
SUMA Estudio.
El pabellón se delimitó por una gran banca de madera que servía como descanso para los transeúntes. Dentro, el espacio estaba compuesto por tezontle de diferentes tamaños que se moldeaba y transformaba con el paso de los visitantes. Tres volúmenes geométricos de concreto liso y limpio convivían de manera lúdica al interior.
La “fachada” construida a través de cortinas traslúcidas recordaban aquellas sábanas que, colgadas al sol, se sacaban en las azoteas y funcionaban como objeto de juego cuando niños, recorriendo nuestras manos sobre ellas y abrazándonos a nosotros mismos.