Después de que Clara regresara de Nueva York en 1946, la firma de muebles Artek Pascoe le encomendó a Porset, el diseño de un mobiliario que posteriormente sería exhibido en sus instalaciones. Clara entonces, por su calidad y renombre, encargó a Michael van Beuren, producir las propuestas.
Presentó un conjunto de cinco muebles básicos de cedro para una recámara individual. Entre el mobiliario sobresalió la Butaque, una versión de la silla con forro de tela en diferentes colores.
Fue una de las piezas más conocidas de la diseñadora, originada por el descubrimiento de la riqueza cultural del país en compañía de su inseparable, el artista Xavier Guerrero. Se adentró al trabajo de los artesanos e investigó una gran variedad de materiales como tejidos y maderas.
En la exploración, encontró a butaque, un asiento tradicional en diferentes versiones de acuerdo a cada región. Porset realizó un análisis de la pieza y un arduo estudio ergonómico. Aprovechó la madera a través de un respaldo con tablas pequeñas y creando una curvatura en las patas y asiento, que las hizo acreedoras a un rasgo tan peculiar y característico como sello personal de la diseñadora.
El material del asiento fue sustituido por ixtle y piel además de ser probado con varios tejidos de fibras donde también experimentó con maderas locales, proporciones y acabados. Por su gran capacidad de análisis y observación, Luis Barragán le encargó desarrollar el mobiliario de la Casa Gálvez y la casa del propio arquitecto en Tacubaya.
En 1952 se llevó acabo la primera exposición formal de diseño en un museo de México, que Clara organizó con ayuda del INBA denominada El Arte de la vida diaria. Exposición de objetos del buen diseño hechos en México. El objetivo de la muestra era evidenciar la relación entre el proceso artesanal en México y el diseño industrial.
Una mujer destacada y referente clave en la historia del diseño en México.
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