Las botellas de PET contaminan mucho. Por ello lo ideal sería que tuvieran una segunda vida productiva. Precisamente eso es lo que propone un estudio de diseño de arquitectura en el Rensselaer Polytechnic Institute (RPI) en Troy, Nueva York. Su propuesta es un refugio prototipo experimental diseñado para convertir las botellas en refugios estructuralmente sólidos.
Second Lives se ensambló por primera vez en el campus de RPI donde soportó las condiciones del mundo real y luego se mudó a Industry City en Brooklyn para Wanted Design 2018. La instalación fue posible gracias al uso de una botella patentada por Friendship Bottles LLC, que utiliza ranuras y cuñas para crear un diseño de botella estrechamente entrelazada.
A lo largo del estudio de diseño, los estudiantes, educadores e ingenieros de RPI buscaron diseñar un refugio que fuera auto tensado, estable y que utilizara la menor cantidad de materiales. Incluso el embalaje de las botellas se ha integrado en el diseño final; el equipo ha creado una caja triangular de madera que se puede desplegar para formar un piso que siga la topografía y que sirve de base para las paredes plásticas de arriba.
Se usaron juntas impresas en 3D y refuerzo transversal para conectar las botellas en ángulos distintos a los que permitían las botellas. Esto con el objetivo de enviar la menor cantidad posible de materiales a un área de desastre. Así, gracias a una impresora 3D en el suelo, las cajas de agua y un diagrama de ensamblaje podrían enviarse y las partes requeridas podrían imprimirse in situ, facilitando el proceso de armado.
El equipo encontró múltiples usos para las botellas, pasando luces LED a través de las ellas para conformar el techo y llenando botellas en el costado con agua y comida para transportar fácilmente. Las pruebas aún están en curso para garantizar que el diseño final sea lo suficientemente ajustado como para mantener el agua de lluvia fuera.
Otra estructura hecha con las mismas botellas entrelazadas se instaló frente a la sala de exposiciones Wanted, esta cortesía del Centro de Arquitectura, Ciencia y Ecología de RPI (CASE). El equipo de CASE ha construido su “cámara de prueba” organizando las botellas verticalmente y ha estado monitoreando el calor interno, la humedad y la calidad del aire. Es especialmente importante asegurarse de que las botellas no se descompongan ni liberen compuestos orgánicos volátiles (VOC), ya que la ONU tiene estrictas pautas de calidad del aire para refugios de desastres.