Originalmente diseñadas y construidas bajo lineamientos dictados por la iniciativa privada o por propietarios particulares, estas estaciones de servicio condensan un largo proceso de traducción tipológica para descifrarse y consolidarse –a través de variaciones programáticas y formales- como un nuevo edificio en nuestras ciudades y las rutas de tránsito que las conectan. Esa diversidad que las hacía singulares desde su inicio como expendios de combustible concluyó con el impacto de la nacionalización del petróleo, y la creación de Petróleos Mexicanos (Petromex y después Pemex) en el diseño y estandarización resultante.
En ese proceso de homologación, su ubicuidad fue el vehículo para instrumentar una estética de Estado capaz de construir un símbolo de pertenencia, nacionalismo y progreso económico en la arquitectura más elemental. Esta serie retrata un momento previo a la desaparición de esa imagen homologada que desvanece también una parte de nuestro imaginario colectivo, el regreso a las particularidades en el diseño en manos de la iniciativa privada. El fin de un largo sueño nacionalista.