En uno de los barrios más populares de Milán, ha abierto sus puertas el Caffè Fernanda, un lugar lleno de historia dentro de la Pinacoteca di Brera, que alberga una de las colecciones más bastas de pintura italiana.
Este histórico espacio rinde homenaje con su nombre a Fernanda Wittgens, la primera mujer que dirigió un museo nacional en Italia y gracias a la cual, la Pinacoteca reabrió sus puertas en 1950 después de los terribles bombardeos producto de la Segunda Guerra Mundial, en 1943.
Ubicada en la primera planta, la cafetería se integra a las 38 salas que conforman el museo. El trabajo de interiorismo corre a cargo del estudio milanés rgastudio, quienes se centran en la coherencia cromática y material que reinterpreta la arquitectura de los años cincuenta. El azul intenso elegido para las paredes acentúa las grandes obras de arte expuestas en el café.
Los suelos y marcos de mármol diseñados por Piero Portaluppi se han restaurado y recuperado para destacar sus características naturales. Una gran barra de bordes redondeados, madera y una tapa de latón antiguo de los años cincuenta, da la bienvenida al gran salón y enmarca una interesante pintura de Pietro Damini del siglo XVII.
Esta interesante atmósfera se realza con el mobiliario de Pedrali. Asientos modulares Modus, elegantes sillones Jazz y mesas de nogal Inox adornan una de las alas del espacio; en el centro, los sillones con respaldo de madera de fresno Nemea dan la bienvenida al visitante. La cafetería también dispone de una zona exterior con vistas al patio, misma que alberga las silla y mesas Nolita, fabricadas íntegramente en acero, que garantiza su durabilidad.