Libros, revistas, videos, fichas descriptivas y maquetas fueron montados a modo de una pequeña exhibición dentro de las oficinas de Materia en la Ciudad de México, con la intención de llevar a los espectadores por un viaje para conocer la historia del despacho desde sus inicios hasta los proyectos que han desarrollado sin dejar de lado el detalle de los procesos y la materialidad con la que han experimentado.
“En el calendario es el cumpleaños número 10, pero empecé junto con Lisa Beltrán hace 12 años. Éramos nosotros dos, arrancando desde cero y haciendo de todo; recuerdo que fue una temporada muy difícil y cuando pienso en todo lo que hemos pasado durante este tiempo, me cuesta trabajo creer que más de 100 colaboradores de diferentes países han sido parte del equipo y que desde nuestros inicios ya éramos un despacho internacional. Lo más relevante es que en 10 años hemos podido pasar por cuatro etapas: supervivencia, estabilidad, éxito y significado. Desde trabajar con nada y preguntarnos cuándo íbamos a dejar de pintar cocinas e impermeabilizar techos hasta el momento en que los proyectos comenzaron a fluir y toparnos con la etapa de cómo utilizar el éxito para descubrir el verdadero propósito del despacho. Este camino lo veo como un cúmulo de experiencias que nos ha llevado mental y emocionalmente hacia el descubrimiento de nuestra cultura creativa”, cuenta emocionado Gustavo Carmona, director y fundador de Materia, quien hace hincapié en que el pretexto para celebrar su primer década lo interpreta más como una pausa para agradecer y reflexionar sobre lo que han hecho, lo que han aprendido y prepararse para dar los siguientes pasos.
“Cuando me preguntan –platica Carmona– sobre cuál ha sido el hilo conductor que nos ha guiado durante estos 10 años, me cuestiono mucho sobre la idea que tenemos los arquitectos de encontrar un estilo. Con el tiempo me he dado cuenta de que no me interesa esa búsqueda sino la relación que hay entre el ensamble de la materialidad en aras de construir una serie de formas. Esto es lo que ha gestado la cultura creativa del despacho, nuestra esencia y si esa cultura puede marcar un hito y convertirse en una referencia, creo que es una idea mucho más potente hacia el futuro que la sola apreciación de encontrar un estilo. Hemos repetido estrategias y lenguajes, pero difícilmente un proyecto ha sido igual a otro; cada uno ha estado contagiado de empatía y de una pasión por la experimentación y los materiales, lo que en conjunto ha dado muy buenos resultados estéticos y lógicos según las funciones de cada obra, ya sea que se trate de una casa, tiendas de lujo, espacios interiores o incluso de mobiliario”.
Para Carmona, su proyecto favorito –como decía Frank Lloyd Wright– siempre será el próximo, el que está por venir, el que está sobre la mesa de diseño y en proceso creativo. “Sí hay obras a las que les tengo un especial cariño por lo que significaron en cuanto a retos y aprendizaje, como una casa en Portugal o el primer proyecto que hicimos para Louis Vuitton en Cancún, que literalmente amé y sudé por el rigor y la exigencia que representaron, pero hoy puedo decir que ese tipo de desafíos son los que nos han abierto las puertas a lo que hoy estamos haciendo. Creo que mientras cada proyecto te divierta y te rete, se vale que siempre tenga ese mismo amor”.