23 febrero 2018
La sensación de pertenecer a la tierra
En el Cerro del Tepozteco, la vegetación crece sobre los bordes de una casa unifamiliar que parece haber surgido de la superficie por la piedra volcánica y el adobe usados en su construcción, es ese sello de pertenencia lo que hace que Casa Mozoquila sea única.
| Arquitectura |
Ubicada a los pies del Cerro del Tepozteco en el estado de Morelos, se encuentra una casa unifamiliar de dos volúmenes que se conectan por un puente y está construida sobre un terreno de 402 m2.
Casa Mozoquila, la obra de la arquitecta Lorena Vieyra en colaboración con Valeria Llanos y Carlos Trujillo, incorpora la participación de Piacere y Entorno, con la idea de formar la sinergia perfecta. En un principio, la ejecución del proyecto se pensó en función de su entorno natural en donde la vegetación endémica fue recuperada para integrar el paisajismo autóctono de la casa.
Para dar carácter propio e identidad se usaron materiales locales en los acabados de la residencia, así apreciamos la rudeza de la piedra volcánica y el adobe rico en texturas, prefabricado localmente para las estructuras. De este modo, la casa parece haber nacido naturalmente de su entorno.
Los dos cuerpos construidos están pensados para que sus funciones respondan a un programa arquitectónico que consiste básicamente en tres recámaras y un área social. La parte construida con piedra volcánica es donde se encuentran las áreas públicas como sala-comedor, lavandería, patio de tendido y un medio baño.
Se separa físicamente del otro volumen construido en adobe, donde se encuentran las tres recámaras completas con baño y vestidor. Unificando este conjunto está el puente-terraza que une a los dos cuerpos con relación visual y geométrica a una alberca del mismo material, la cual está colocada a 50 centímetros sobre el nivel del terreno de forma excepcional.
Esta ‘flotación’ intencional es para que la vegetación crezca debajo de los bordes y dé la sensación de ‘pertenecer’ a la tierra. El mayor reto del proyecto fue encontrar la mejor disposición de las recámaras procurando que éstas conservaran la mayor privacidad; por eso, fueron orientadas al sur, con jardines privados circundantes y con vistas al Cerro del Tepozteco, lo que realza el discurso de los residentes naturales: los materiales locales.