El Premio Pritzker de Arquitectura 2020, también conocido como el Nobel de Arquitectura, fue entregado esta mañana del 3 de marzo a dos grandes mujeres arquitectas irlandesas, Yvonne Farrell y Shelley McNamara; acreedoras a las preseas 47 y 48 en la historia de este premio.
Fundado en 1979 por el difunto Jay A. Pritzker y su esposa Cindy, este galardón celebra en vida a arquitectos cuya obra construida demuestra visión, talento y compromiso. Pero además de premiar un gran talento, este reconocimiento considera las aportaciones que los ganadores han dado humanidad y su entorno, es por ello que las originarias de Dublín, en su papel de arquitectas y educadoras desde los años setenta, fueron honradas por su incesante compromiso con la excelencia y su respetuoso dominio del entorno urbano y el arte de la construcción.
Este año, el jurado estuvo conformado por Stephen Breyer (Suprema Corte de Justicia de Washington), André Aranha Corrêa do Lago (Crítico de Arquitectura, curador brasileño y embajador de IndiaDelhi), Barry Bergdoll ( Historiador, educador, y autor), Deborah Berke (Arquitecta y educadora), Sejima Kazuyo (Arquitecta ganadora del Premio Pritzker 2010), Benedetta Tagliabue (Arquitecta y educadora, Barcelona), Wang Shu (Arquitecto y educador galardonado con el Premio Pritzker en 2012) y Martha Thorne (Directora Ejecutiva).
Farrel y McNamara han practicado juntas la arquitectura desde hace más de 40 años ya que en 1978 fundaron Grafton Architects en Dublín, despacho con el que han llevado a cabo proyectos tanto en su país como en Reino Unido, Francia, Italia y Perú, tales como: la Universita Luigi Bocconi de Milán (Milán, Italia 2008), galardonada como Edificio Mundial del Año en el Festival Mundial de Arquitectura de 2008, celebrado en Barcelona; las oficinas del Departamento de Finanzas (Dublín, Irlanda 2009); el Campus Universitario UTEC (2015) en Lima, y más recientemente el Instituto de Minas de Telecomunicaciones (París, Francia 2019) así como la Universidad Toulouse 1 Capitole, Escuela de Economía (Toulouse, Francia 2019).
El trabajo de estas arquitectas incluye numerosos edificios educativos, viviendas e instituciones culturales y cívicas, y resulta en obras impactantes y modernas que nunca se repiten. Su trabajo tiene voz propia y genera sutilmente la relación con su entorno y con la sociedad que lo circunda. Su obra habla de honestidad, rigurosa maestría y comprensión de los procesos de diseño.