Sostenibilidad, pérdida de la biodiversidad y políticas alimentarias son algunos de los tópicos que se encuentran en el trabajo de Fernando Laposse, diseñador mexicano reconocido por su trabajo con materiales naturales y fibras que son consideradas, a menudo, un desecho. Esta materia prima da como resultado objetos que, además de recuperar técnicas ancestrales, narran el contexto histórico de su origen y las problemáticas que surgen de su producción, así como el modo de vida de las comunidades que las trabajan.
Es gracias a su trabajo y reinterpretación del diseño que este año fue elegido como el Neighborhood Commission artist 2019, que forma parte de Miami Design District, donde instaló Pink Beasts, una exposición realizada en colaboración con Angela Damman y los artesanos de Sacabah, una localidad situada en el estado Yucatán. La exhibición -cuyo objetivo era reconectar al público con los materiales naturales- se integró por hebras de sisal (una fibra que se obtiene de la planta de agave) teñidas en tonos rosados y suspendidas entre los árboles para guiar a los visitantes a través de un camino que descubría una colección de perezosos peludos que colgaban de cuerdas, árboles y arcos. Además, diez hamacas esculturales se colocaron entre las palmeras para uso público.
Pink Beasts es un recordatorio de la importancia que tienen las técnicas artesanales en México y, a su vez, un llamado a su conservación. Las fibras extraídas del sisal han sido teñidas con un pigmento extraído de la cochinilla, un insecto nativo del centro de México que crece en el cactus Opuntia; este pequeño animal produce el tinte rojo natural más brillante del mundo, mismo que fuese utilizado por los aztecas para colorear sus textiles e incluso sus edificios, hoy en día solo unas pocas regiones del país, las Islas Canarias y Perú tienen las condiciones adecuadas para reproducir y sostener la relación entre el cactus y este insecto. Por su parte, el sisal -fibra natural con la que se desarrollaron las piezas de la colección- se obtiene del agave y funciona como un sustituto ecológico de los hilos de plástico que, gracias a su resistencia, se ha utilizado para crear piezas como cuerdas y alfombras. El pigmento resultante se combinó con un fijador natural (mordiente) llamado piedra de alumbre, que evita que la luz del sol o la lluvia diluyan el color.