En la ciudad de Génova, entre los callejones oscuros del centro histórico, se encuentra un edificio del siglo XVII el cual, el despacho de arquitectura Dodi Moss ha retomado para recuperar una serie de espacios y terrazas interconectactadas para darle vida a un apartamento que interpreta con originalidad el carácter solitario de su propietario.
El cliente para quien construyeron House for a sea dog, es un joven ingeniero que trabaja en el sector naval y pasa largas temporadas fuera de casa.
Para acceder al apartamento House for a sea dog, se pasa por una pequeña puerta de 300 años de antigüedad; la cal blanca delimita los estrechos muros que conducen al descubrimiento de un espacio amplio y generoso que ofrece un ambiente único e íntimo.
El apartamento que se construyó para el joven ingeniero se encuentra en el quinto y último piso del antiguo edificio, por tanto, el recibidor principal introduce al usuario a experimentar una sensación de fascinación por los tiempos pasados, con sus elementos existentes a partir de la valiosa estructura de madera.
Una escalera de pizarra negra se encierra entre dos paredes que se interrumpen hasta llegar a la entreplanta, en la cual se colocan una cama y armario. La escalera da la bienvenida mientras organiza ‘la caja de luz minimalista’. Los muros que definen los espacios fluidos e interconectados se caracterizan por superficies uniformes con acabados de cal natural.
La casa es un himno a la ausencia de fronteras. No hay más puertas que las de los baños. El espacio es fluido, interconectado en varios niveles y, sobre todo, mínimo: contiene pocas cosas simples. Un lugar casi ascético sobre los tejados de la ciudad “. Matteo Rocca (Dodi Moss).